✨ Capítulo Veintisiete.

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Capítulo Veintisiete.

Draco Malfoy disfrutaba de una sabrosa manzana verde en su sala de estar, esperando que su peculiar familia cesará su alboroto, en tanto eso pasaba, se dedicaba a conversar con Dobby, quien estaba sentado a su lado practicando el tejer unos calcet...

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Draco Malfoy disfrutaba de una sabrosa manzana verde en su sala de estar, esperando que su peculiar familia cesará su alboroto, en tanto eso pasaba, se dedicaba a conversar con Dobby, quien estaba sentado a su lado practicando el tejer unos calcetines. Cada cierto tiempo, él se asomaba a observar el trabajo de la pequeña criatura, para corregir algunos detalles en su tejido. Dobby asentía emocionado ante sus pequeños consejos y ponía más entusiasmo a su labor.

Draco pensaba seriamente si había sido una buena idea que lo trajeran de regreso a su casa, observó de reojo a las demás personas presentes. Dudó. Por el bien de su tranquilidad ignoraría su entorno.

—¡Lucius! —chilló Narcissa molesta—. Tienes que tomar tu poción.

—¡No quiero!

Narcissa estaba perdiendo la paciencia.

—Severus, me niego a seguir insistiendo, es peor que un crío —se quejó en un chillido.

Severus rodó los ojos fastidiado, ya se ocuparía de su rubio amigo después, tenía su propia paciente ahora: su propia batalla que luchar.

—Bella, toma esta poción —le extendió un pequeño frasco.

Bellatrix aceptó a regañadientes el frasco, estando a nada de protestar y hacer un escándalo como Lucius, tuvo que resignarse a dejar sus planes de lado cuando su esposo le aseguró a Snape que tomaría aquella horrible cosa. Era casi imposible decirle no a su esposo y a su pequeño Draco.

Severus agradeció mentalmente a Rodolphus, especialmente por su presencia en esta difícil situación. Poco después de que todos habían salido de San Mungo, Rodolphus había logrado terminar con el problema que preocupaba a su hermano, y había regresado inmediatamente para ver el estado de su esposa. Bellatrix no se había despegado de él desde entonces.

—Desearía que fuera igual de fácil con Lucius —comentó Severus al ver a Bellatrix tomar la poción sin ninguna queja de por medio por primera vez en esa tarde.

—Yo no soy y mucho menos seré fácil —espetó Lucius malhumorado y orgulloso.

—Si tan solo Lupin estuviera despierto —se lamentó Severus de forma dramática—. Si él te pediría que tomarás esta poción, lo harías sin rechistar.

Lucius Malfoy quiso negar. Estaba a punto de protestar...

—No digas que no es cierto —le interrumpió.

Pero en respuesta; bufó fastidiado, no sin antes dar otra mirada de reojo a Remus Lupin, quien no había despertado en todo ese tiempo, al menos ahora se mantenía fuera de peligro. Era tranquilizante, hasta cierto punto.

El Divorcio De Los MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora