Lucius y Narcissa, atraviesan el divorcio más dramático que el mundo mágico haya visto.
Draco esperaba llevar aquella situación con mucha calma y madurez. No se imaginaba que las cosas se llegarían a complicar por la repentina aparición de una repor...
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Su reunión en el ministerio había salido bien. No tuvieron problemas con el papeleo y ningún contratiempo de por medio... O al menos eso era lo mínimo que hubieran deseado.
La realidad fue muy diferente de lo que habían esperado.
—Alucinas, Lucius, no te dejaría quedarte con los pavos.
—¿Pero que es lo que harías con ellos?
—¡Sé que estarían mejor a mi cuidado! —exclamó Narcissa de forma altiva.
—Que hipócrita de tu parte decir eso —reclamó Lucius.
—¿Pero que dices? —chilló molesta.
—Sabes bien lo que digo, querida.
Ese día, Lucius y Narcissa ya estarían un paso más cerca de dar fin a su enlace, pero lastimosamente no tuvieron en cuenta un pequeño detalle. Lo que retraso aún más todo el proceso, se relacionaba con un minúsculo e "insignificante" desacuerdo, que enseguida se convirtió en un problema gigante.
—Sabía que esto terminaría mal —dijo Sirius observando de lejos la pequeña discusión del que aún se consideraba el matrimonio Malfoy.
—No es nada nuevo —comentó Barty—. Las custodias siempre son un problema en estos casos.
—Supongo que tienes razón —dijo Regulus.
—Pero pensé que pelearían por la custodia de Draco, no por el de las mascotas.
—¡No puedes quitármelos! —reclamó.
—¡Si puedo! —exclamó Narcissa—. ¡Yo los quiero más que tú!
—No digas mentiras, Cissy, te recuerdo que en un principio tú no querías ni verlos.
—¡Me encariñe con ellos! —reprochó.
Lucius y Narcissa caminaban por los pasillos del ministerio, tratando de resolver la custodia de las pequeñas criaturas albinas a base de reclamos entre ellos mismos.
Regulus, Sirius y Barty iban unos pasos más atrás, con una sola intención; y esa era evitar en lo posible de que ninguna otra persona los relacione con aquella pareja.
La única que disfrutaría en primera fila de la interesante disputa que se desarrollaba, se había quedado intencionalmente atrás, únicamente para asegurarse de que su demanda contra el periódico del Profeta no fuera dejado de lado. Bellatrix tenía demasiada experiencia en esos asuntos.
A pesar del pequeño alboroto que Lucius y Narcissa interpretaban, Regulus presintió la señal de un posible desastre, efectivamente se dio cuenta que algo más había sucedido...
Enseguida uno de los nuevos aurores novatos de ese año llegó corriendo hacia Sirius.
—¡Señor Black! —llamó, observándolo como la solución a todos sus problemas—. La señora Lestrange está en la planta baja ocasionando un gran escándalo.
