✨ Capítulo Cuarenta Y Nueve.

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Capítulo Cuarenta y nueve.

Advertencia de Capítulo: ligera angustia.

Si Draco tuviera que elegir a quien echarle la culpa, no dudaría en decir que todo era culpa de los pavos

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Si Draco tuviera que elegir a quien echarle la culpa, no dudaría en decir que todo era culpa de los pavos.

Aparentemente ya era demasiado incordiar a los pavos mientras dormían. Pero, era un absoluto sacrilegio empezar a molestar a los recién nacidos polluelos.

Como siempre, cada vez que de algún modo los pavos estaban involucrados en una persecución contra él, armaban todo su escándalo oportunamente para alertar a sus padres y luego así interpretar su excelente papel de víctimas. La nocturna reunión que habían tenido los adultos en la biblioteca había finalizado poco después de que Draco y Harry se escabulleran al jardín, y cuando los pocos restantes ya se retiraban a sus respectivas habitaciones para dormitar, fue cuando lograron escuchar el clásico sonido de las aves correteando a los adolescentes.

Había tomado tiempo lograr apaciguar a las aves, y aún más el convencer a Draco y Harry de bajar del gran árbol donde se habían trepado para evitar los picotazos en represalia de los pavos que rondaban al asecho. Aunque honestamente nadie podía culparlos por negarse a abandonar su "refugio improvisado". Pese a que los pavos podían fácilmente exponerse frente a sus dueños y atacar a los adolescentes, no lo harían por la simple idea de no manchar su reputación; aunque eso no les impediría merodear por los alrededores para recordarles que, ellos no olvidaban que nuevamente se habían acercado demasiado a su territorio.

—¡Yo no los estaba molestando! —repitió nuevamente con un tono frustrado. Cuando Draco recibió una mirada desconfiada de parte de sus padres, balbuceó indignado—. Sé que es difícil de creer, pero es la verdad. Yo estaba pasando por el jardín muy tranquilo y sin molestar a nadie, me ocupaba de mis propios asuntos cuando de la nada esas aves locas y rabiosas decidieron atentar contra mi buena integridad.

Por supuesto, Draco no se detuvo ahí, señaló a los pavos con molestia, acusándolos directamente. Los pavos que estaba presentes para asegurarse de que se hiciera justicia; eran las aves machos del lugar, ya que las hembras ya habían regresado a sus propios nidos después de corretear a los dos adolescentes, —así que ellos se habían quedado para relevar su puesto—. Se tomaban la tarea tan en serio, que enseguida comenzaron a graznar ofendidos por tal falsa acusación.

Lucius y Narcissa intercambiaron miradas escépticas. Entre la indignación profesada por las aves y los antecedentes de Draco molestando a los pavos, ambos llegaron a un mudo acuerdo. En sus rostros se reflejaba que no creían la versión de su hijo.

—¿Pretendes que crea que no molestabas a los pavos? —preguntó Lucius con sarcasmo.

—¡Por supuesto, tienes que creerme soy tu hijo! —exclamó aún más indignado.

Sólo para reforzar su punto, Draco se señaló a sí mismo para que vieran las similitudes entre sus padres y él mismo, luego de eso procedió a cruzarse de brazos.

El Divorcio De Los MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora