Capítulo Diez.
Draco no había tomado en serio lo dicho por Potter. Si bien intercambiaron palabras y sostuvieron una conversación sin lanzarse una maldición de por medio, que éste se pegara a él en las clases ya era otra cosa totalmente diferente.
Era la hora de su clase de Transformaciones, cuando de la nada Harry Potter desplazó a Zabini de su asiento y tomó su lugar. Draco creía que estaba alucinando, sin embargo, con las miradas a su alrededor se daba cuenta que no era así.
«Al menos no me estoy volviendo loco» pensó Draco.
Observó de reojo a Ron Weasley, quien miraba a Potter de manera insistente y atónita, como si el mismo fuera algún mago oscuro o señor tenebroso.
—¿Qué es lo que haces? —se atrevió a preguntar.
—¿Alistó mis pergaminos para la clase? —respondió señalando de manera obvia sus materiales escolares.
—Si, me di cuenta —rodó los ojos—, pero ¿por qué tienes que hacerlo en mi mesa?
—No veo tu nombre en la mesa —respondió con una sonrisa. Harry comenzó adrede a buscar alguna marca en la superficie.
—Potter, ¿qué estás planeando?
—¿Yo? —preguntó con un tono de inocencia que irritó a Draco de alguna manera.
Listo para protestar, Draco tuvo que callar. No pudo seguir con su interrogatorio debido a la oportuna interrupción de la profesora, quien tenía todo el derecho de ingresar a su clase. Basto una mirada para que el resto del alumnado tomara asiento rápidamente, aunque eso no detuvo las miradas que les dirigían.
—Perfecto —murmuró Draco—, me siento como un jodido fenómeno.
—Exageras —comentó Harry con una leve sonrisa.
—No estoy seguro, Potter, de si eres distraído o muy tonto —dijo Draco, apoyando su rostro sobre la palma de su mano, se había resignado ya a su compañía.
—Estoy seguro que eres el único que piensa eso.
—Engañate tu solo, Potter, hay más cosas que dicen de ti.
Harry frunció el entrecejo, confundido por esa información.
—¿Cómo que?
—Sé muchas cosas, de todos los presentes aquí —se acercó hacia su rostro, como si contará un secreto. Harry se obligó a no retroceder.
Harry sintió un calor subiendo a sus mejillas, el rostro lo tenía altamente ruborizado. Separados por solo unos centímetros estaba Draco, con una sonrisa de lado, disfrutando de la reacción que obtenía del contrario.
—¿Pero quién dice que te los contaré? —Draco se alejó sin dejar de sonreír—. No soy un chismoso.
Dicho eso, Draco decidió prestar atención a clases apenas vio el trabajo que habían dejado, busco su pluma entre sus cosas y prosiguió a copiar las instrucciones.
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El Divorcio De Los Malfoy
FanfictionLucius y Narcissa, atraviesan el divorcio más dramático que el mundo mágico haya visto. Draco esperaba llevar aquella situación con mucha calma y madurez. No se imaginaba que las cosas se llegarían a complicar por la repentina aparición de una repor...