P Y M

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Tony aprovechó al máximo su tiempo con el Capitán.

Habían pasado cuatro días desde que empezó a trabajar con Steve en la torre de los vengadores y el castaño no podía estar más que feliz.

Había trabajado con Rogers en el campo de batalla. A pesar de tener sus diferencias eran un buen equipo a la hora de patearles el trasero a los chicos malos. Era como si estuvieran sincronizados, no necesitaban pronunciar palabras porque entendían lo que quería decir el otro solo con ver su mirada, una vez Clint había comentado que era como si pudieran leerse las mentes porque eso parecía. Todos los vengadores se daban cuenta de esa compatibilidad y cuando terminaban una misión felicitaban a la pareja de héroes y resaltando que hacían el equipo perfecto.

Stark nunca pensó que eso también aplicaba en otros ámbitos hasta que empezó a desarrollar su proyecto al lado del Capitán. En ese tiempo Tony aprendió a conocer mejor al vengador y se volvieron más cercanos a tal punto que el segundo día en su estancia Steve le explicó el tema de Nomad.

—Se podría decir que es mi segundo trabajo —Dijo ese día —Otra fuente de ingresos.

—¿Por qué? —Pregunto el castaño con genuina curiosidad.

—Porque a pesar de que ser un vengador tiene sus privilegios no es suficiente para pagar mis gastos. —El castaño iba a hablar, pero el rubio siguió —No Tony, ya haces mucho con prestarnos a J.A.R.V.I.S y dejarnos quedar en la torre. No te sientas mal por nosotros porque de alguna manera nosotros disfrutamos esto.

—¿En serio?

—Si. Nos gusta ser vengadores, ayudar a las personas y combatir el mal, pero también tenemos otras aficiones y propósitos —admite Steve. —No todo en la vida es ser un héroe.

—y el tuyo es pintar —Rogers asiente

—Pintar para mi es una forma de expresión, un desahogo emocional, me da paz y hace que no pierda la poca estabilidad emocional que me queda. —Sonríe de lado —Natasha me dijo que mis cuadros eran hermosos, incluso se atrevió a compararme con Vermeer y Millet.

—¿Así de bien pintas? —Pregunta sorprendido —Ahora sé porque eres uno de los pintores más reconocidos en la actualidad.

—Eso dice Nat. Yo no me considero un pintor

—¿Entonces qué eres?

—Solo soy un chico Brooklyn

Tony como cada mañana se levantó de su cama y fue a la cocina para desayunar con Steve y Natasha como todos los días desde que se había hospedado en ese lugar. Fue para él una sorpresa darse cuenta que la rusa y el soldado no se encontraban ahí.

—Ya era hora que despertaras —habló Scott al percatarse de la presencia del castaño —Ya estaba pensando ir a tu cuarto a lanzarte un balde de agua.

—Buenos días a ti también Scotty —Saluda con una sonrisa —¿Dónde está el Cap y Tasha?

—Fueron a firmar unos contratos, algo relacionado con la venta de uno de los cuadros de Steve. —Tony se giró al reconocer la voz encontrándose con un Bruce Banner sentado en una de las sillas del lugar.

—¿Los dos? —Pregunto incrédulo.

Steve le había explicado que todos los trámites de la compra de sus cuadros eran manejados por la pelirroja al igual que las exposiciones o eventos donde mostraban sus obras. En otras palabras, Romanoff era la cara y representante del vengador, ya que, él prefería estar bajo el anonimato.

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