No era de esperase que su novio se sorprendiera al verte entrar junto cuando empezaba a dar una clase de Zumba, lo único que quería hacer era salir corriendo de la vergüenza que sintió al verte, pero tu le sonreiste moviendo tu mano en forma de saludo con una sonrisa enorme en su rostro. Jamas te hubieras imaginado encontrarlo en un lugar hací.
—Lo siento —Se disculpó el hombre tratando de salir corriendo, entonces tu fuiste detrás de el.
—¿Que sucede, amor? Lo haces bien —Alagaste.
—No quería que me viera así —Dijo con una mirada baja.
—¿Y perderme una clase de Zumba de mi novio? Jamas me perdería este día, al menos no me cobraras —Mencionaste.
—Lo siento por ocultártelo, no se ve para nada varonil.
—Puedo ver desde aquí los mejores ángulos de ti cariño, ahora ve y mueve ese trasero para mi —El te sonrió, tu le diste un beso en sus labios dándole animo a seguir, este nuevamente confiado subió al escenario para iniciar la clase con más animo de lo habitual en el, gracias a ti, eso si, no apartaba su vista de ti.
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—¡Ese es mi novio! —Alagaste moviéndote a su mismo ritmó guiándose de la buena musica.
