Piezas de puzle

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¡Dios! Después de dos semanas puedo actualizar este último capítulo del año y de la historia y me siento aliviada, triste y feliz.

Como muchas y muchos sabrán ya que lo publiqué en mis redes, estoy de vacaciones y fuera del país, visitando a mi familia que ya tenía 4 años de no verla y tratando de disfrutar con ellos al 100 así que lo siento por la espera, aunque también espero que comprendan.

Los finales siempre son difíciles para mí y nunca quedo satisfecha con ellos, pero los escribo con el corazón así que espero que lo disfruten. Nos leeremos pronto en Abigail y ojala me sigan apoyando tanto o más que en Resiliencia.

sandraaa130917 MicaBlake_ NicolePalacios718 (no sé por qué tu user no me apareció) así sea tarde, les dejo por aquí esta dedicatoria, espero que el nuevo año las vuelva a leer en mis historias. Gracias por todo

Silvia Muñoa, este año que termina ha sido muy difícil, la enfermedad cruel y mortal de COVID-19 nos tocó a muchos y nos dejó pérdidas irreparables, a ti te tocó esta vez, pero de corazón deseo que salgas vencedora y estés con nosotros un año más.

Los quiero mucho y deseo abundante salud, amor y bienestar para todos en este año que ya casi nos llega, cuídense y feliz 2,021.


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[Capítulo 31]

{Rahsia}

Lloré de camino hacia el hospital porque cuando la adrenalina me abandonó, todo lo vivido se reprodujo en mi cabeza y aparte de irreal, se sintió como si me rompían en mil pedazos. Me dolía Ian y, pensar en su sonrisa contagiosa, en los comentarios fuera de lugar y las acciones sin sentido que tuvo fueron una puñalada a mi corazón. Luego, Demian se apoderó de mis pensamientos, recordar las pocas veces que rio y sonrió hicieron que mis ojos se nublaran; siempre vi en sus orbes color esperanza la oscuridad, pero también la necesidad. Algo que le molestó que señalará cuando me enfurecía y le gritaba sus verdades.

Logré acercarme un poco a él, creo que hasta le caí bien después de todo y pensé en lo increíble que era el hecho de que cuando sabías pelar las capas de un corazón amargo, descubrías dulzura, pero era incluso más increíble tener un día a una persona y al siguiente, obligarte a entender que ya no estaba más ni lo estaría. Sollocé al ser consciente de que habían muerto, que me abandonaron después de asegurar que estarían a mi lado porque como tonta llegué a desear que siguieran conmigo aun cuando el juego acabara. Se convirtieron en mi familia y...

¡Dios! Ya no estaban. Ganamos la partida, pero perdimos piezas importantes.

—¡Madre mía! —dije con la voz entrecortada y sintiendo la garganta como si me hubiesen puesto fuego puro.

Resiliencia (Orgullo Blanco #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora