Un hijo

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¡Puf! Pensé que no lo lograría *_*

Pero aquí estoy con un capítulo corto, al menos más que los otros. La hora de descubrir secretos se está acercando cada vez más, así que espero que hayan gozado la poca tranquilidad que les di. No prometo que no sufrirán ni se enojarán, aunque pretendo ser suave esta vez ;-)

Nos leemos pronto, corazones bellos. Besos y abrazos.


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[Capítulo 19]

{Daemon}

El agua de la tina pareció haberse enfriado tras confesar ese recuerdo que llegó a mi cabeza. Sentí miedo de lo que Rahsia pensara, dijera o hiciera, pero también alivio y hasta un poco de alegría con la idea de que me odiara. Estúpido de mi parte tal vez, mas por alguna razón idiota necesitaba eso de ella. Las imágenes fueron un poco distorsionadas en mi cabeza, pero sabía muy dentro de mí que todo fue real, que hice lo que hice por una razón egoísta.

Noara me observaba con sus ojos cargados de dolor y miedo, mas no luchó contra lo que le hacía y entendí que esa fue su manera de defenderse frente a mi agresión.

—Daemon...

—Ver tu cuerpo lleno de mis marcas me ha hecho sentir una mierda esta vez y más cuando haces esas muecas de dolor. Te dañé, Rahsia y no puedo sacar de mi cabeza que también te forcé a hacer algo que no querías. Creo que eso ha hecho que recuerde lo que hice en el pasado —solté, cortando todo lo que iba a decirme.

—¡Oh por Dios! ¡No, Daemon! —aseguró y me tomó de las manos otra vez— No me has forzado a hacer nada, te lo juro —La miré cuando besó mis dedos, quería demostrarme que no me temía y que decía la verdad—. Y sí, siento molestia en mi entrepierna, no negaré eso, pero no es porque tú me dañaras. Disfruté como loca cada cosa que me hiciste, mas no tengo práctica en esto, cariño. Mi cuerpo se está acostumbrando a ti así que es normal que duela un poco.

—No me lo digas solo por no desestabilizarme más, por favor —supliqué y me sonrió con ternura.

Volvió a meterse entre mis piernas, frente a frente y me cogió el rostro. Ya no vi miedo en su mirada.

—Confía en mí, Daemon. He amado y disfrutado cada toque tuyo.

—Pero ahora sabes que agredí a una chica antes, a alguien que me importó tanto como para enamorarme de ella, ¿qué te dice eso de mí? ¿Qué piensas? —inquirí con la estúpida necesidad de que me viese distinto.

Mereces el odio y la repugnancia.

Imbécil.

Sacudí la cabeza para espabilar aquellas putas voces, vi a Rahsia tensarse con mis preguntas y sabía que en su mente estaba buscando las palabras adecuadas para responderme.

Resiliencia (Orgullo Blanco #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora