Hola a todos, corazones bellos :-) Por aquí paso a cumplir con el capítulo de la semana, espero que les guste mucho.
Nos leemos la próxima semana :-)
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[Capítulo 18]
{Daemon}
Había follado duro y de manera descontrolada cuando me encontraba en ciclación mixta e hipersexualidad, pero nunca besé estando así. La torpeza con la que esa chica intentaba seguirme el beso solo me puso más porque me encantaba tener el control absoluto de todo. ¡Puta mierda! Estar justo donde estaba y sentirme como sentía era lo mejor de mi maldita maldición, así durara solo un momento, pues en ese instante una mínima cosa me haría viajar de la felicidad completa a la ira y tristeza.
—¡Oh mierda! —Escuché a Alexandre maldecir y sonreí.
Sí, la mierda se estaba desatando.
—Sabes que acabas de meterte en el peor de los problemas ¿no? —inquirí a la mujer que en ese momento le acunaba el rostro.
Sabía que no se esperaba eso de mí, la dejé con la clara intención de no buscarla más, al menos no hasta que despejara un poco mi puta cabeza. Jadeó en busca de aire y gimió cuando volví a besarla con rudeza. Sus labios estaban rojos e hinchados por la brutalidad de mi boca, pero eso solo los hizo más apetecibles para mí. El corazón me iba a mil por hora, la respiración era rápida y todo por la droga que tenía a mi alcance. Nunca probé ningún estupefaciente, pero sabía que en ese instante lucía como un maldito rehabilitado que cayó como el mayor de los perdedores en su más grande adicción. La taquicardia y el acelerón en mi sangre lo confirmaban.
—¡Oh, Dios! ¡Espera! —suplicó cuando quise sacarle la camisa.
Miró hacia un lado y supe que estaba observando a Alexandre.
—Sal de aquí —ordené al tipo que todavía se limpiaba la sangre.
—Joven, no creo que sea buena idea que haga esto con la señorita. Usted tiene una re...
—Yo no he pedido tu opinión. Sal malditamente ya de aquí —espeté con la voz ronca y gruesa.
—Señorita, por favor. Tiene que salir de aquí, él no...
Alexandre era rápido, pero no cuando yo estaba descontrolado. Sentí la mandíbula tensionada cuando llegué a él, todavía intentando contenerme. Me mordí la lengua con fuerza para que el dolor me hiciera reaccionar, no funcionó.
—¡Hijo de puta! ¡Cuando te dé una orden la cumples sin decir ni una sola puta palabra! —bufé con odio, sentí el sabor metálico en mi boca y supe que había lastimado mi lengua, pero no me importó.
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Resiliencia (Orgullo Blanco #4)
General Fiction-Sabes por qué no me enamoro de ti -pregunté y negó sin dejar de verme- porque me despiertas la ternura y los demonios al mismo tiempo -Sus ojos se abrieron demás al escucharme y comencé a acariciarle el rostro-. Con lo primero puedo hacerte la muje...