CAPÍTULO 21

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RYAN.

Llevo meses sin poder dormir, y cuando lo hago ella aparece en mis sueños. Desnuda entre mis brazos, diciéndome cuánto me quiere; ella y yo entrenando, comiendo helado, jugando, corriendo, en la ducha, ella encima de mí, yo viéndola dormir... ella y yo felices.

Felicidad que ella arruinó al volver con Sharman, felicidad que yo destruí con mi altanería y mentiras; a causa de eso, ahora llevo el peso de mis mentiras cargando, y vaya pesan mucho. Le dije que solo quería follarla, que nunca me importo —palabras que antes de conocerla eran verdad, pero ahora todo era diferente—, y son palabras que no se van de mi mente,  las cuales son acompañadas con su rostro lleno de lágrimas; ella decepcionada de mí, de lo nuestro. Pero era lo único que podía hacer, no quería verla al lado de otro que no fuera yo, la quería solo para mí y aún lo hago.

Después de todo sigo siendo el mismo cabrón de siempre. Creí que al decirle eso no me iba a doler, igual que de costumbre, pero he de decir que nunca había sentido tanto dolor, hasta el día de hoy, ya que no la tengo conmigo. No sé que me pasa, yo no soy así, no debería de haberme importado verla llorar o hacerla sufrir, pero algo está cambiando, lo siento. 

El día que me vio fuera del super mercado con Jenna, me odié por eso. Jenna siempre ha sido una clase de amiga; vino de visita a Australia, puesto que le habían dado unas semanas libres de la milicia. Siempre la he tratado como a una hermana, sabiendo que está enamorada de mí, solo que sé que nunca intentaría nada conmigo, y se lo agradezco, sino ya estaría muerta. 

Recuerdo estarle contando de lo asombrosa que era Freya, de todo lo que despierta en mí, y de cómo la había destruido, cuando Jenna me lo dijo.

—Déjame adivinar, Freya es rubia, cabello rizado, de baja estatura, buenos senos, mirada profunda, rostro de ángel, buen cuerpo y buen sentido de la moda dice Jenna interrumpiéndome y le sonrío.

—Sí, mierda, cómo sabes que tiene rostro de ángel, sé que te mencioné que es hermosa, pero no creí que la describieras tan bien —la cuestiono riéndome y despeinando su cabello.

Pues es que la estoy viendo dice Jenna seria, clavando la mirada atrás de mí.

Mierda Jen, no voltees a verla —pido molesto.

Idiota, ella me vio primero dice seria—, y parece que quiere arrancarme los ojos en este preciso momento veo como esboza una sonrisa hacia la persona con la que mantiene contacto visual.

Mierda chisto y al momento de girar, veo como desaparece de inmediato de mi campo de visión.

¿Sabes? A lo que me has dicho, sé que ella es inteligente y hermosa, y, a pesar de que se vea como una maldita diosa griega, no puedo encontrar motivos para odiarla —comenta, y hace que me moleste más conmigo mismo.

Freya abarca mi mente, habita en ella todo el día y toda la noche, y me duele, me siento enfermo, sé que la necesito, pero no puedo arriesgarme a nada con ella, y porque la quiero, debo de dejarla ir.

[...]

Pasan los meses y cunado creo que por fin la he superado, mientras corro por la playa, me la encuentro. Se encuentra jugando con Alec a no sé que mierda, ella no me ve, pero noto lo feliz que está, y me duele no ser el causante de esas bellas sonrisas.

24 / DICIEMBRE / 2020.

Camino por el centro comercial con Darren, estoy en busca de un regalo para mamá, por lo que decido entrar a una joyería de Harry Winston, mi madre tiene una obsesión con las joyas; a pesar de que las de Harry sean las más caras del mundo, ella las vale.

DESDE QUE TE CONOCÍ  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora