CAPÍTULO 14

193 28 3
                                    

FREYA.

Ha pasado una semana ya de lo ocurrido con Alec, quien ni siquiera se ha dignado a llamarme. No pienso buscarlo yo, después de todo, ya perdí mi dignidad al verlo con su ex y  ni siquiera confirmó lo que teníamos, o tenemos... no lo sé.

Duele demasiado el que me haya hecho sentir importante y especial, y de la nada haya desaparecido de mi vida, y lo peor de todo es el no saber cómo actuar; el logró derrumbar las barreras que había puesto en mi interior, me sentía indestructible antes de él, nada ni nadie podía lastimarme, no fue hasta que apareció en mi vida, cuando creí que me sacaría del pozo donde me encontraba, pero no es así. Siento que he vuelto al principio.

Cuando despierto, no quiero hacer nada, y cuando decido comenzar bien mi día, cumplo con lo antes dicho: no hago nada, solo pierdo mi tiempo, lo cual es gracioso, pues tengo tantas metas y ambiciones que anteriormente no notaba, pero no puedo motivarme a cumplirlas.

Ryan me marca para salir a caminar a la playa, así que acepto. Es la única persona que ha estado para mí estos días, es el único que me tolera, quizá porque sé que en el fondo somos muy iguales. No puedo decir en cómo lo sé, porque es algo inexplicable, pero lo siento.

Es lo más cercano a un amigo que he tenido últimamente, y disfruto su compañía, me gusta pasar tiempo con él —hace mierda a todo lo que se le atraviesa, pero intenta no hacerme mierda a mí—, lo cual agradezco.

Quedó de pasar por mi a las 6:30, recibo un mensaje suyo diciendo que ya se encuentra afuera de casa, por lo que salgo lentamente, analizando mi vida.

—¿Qué mierda tienes el día de hoy duende', estás muy apagada —se queja.

—La vida es una mierda Shrek, pero la disfruto un poco cuando estoy contigo —me sincero. 

Llegamos al lado de la playa que tanto le gusta y comenzamos a caminar silenciosamente.

—¿Quieres un helado? —se ofrece cuando ve un puesto y asiento.

—Chocolate —pido—. Yo te espero aquí —digo comenzando a sentarme en la arena, mientras él se marcha.

Estoy tan absorta en mis pensamientos cuando siento que alguien me abraza por detrás y me tenso ante el taco y el aroma que emana.

—¿Qué quieres Sharman? —musito.

—Soy tu novio, no Sharman —es increíble el cinismo de este idiota.

—No, no lo eres, por favor, lárgate —demando, pero él solo se planta en frente de mí.

—Solo quería verte —agacha la cabeza.

—Ya me viste, así que largo.

—Quiero hablar contigo —dice tomando mi mano y yo la aparto.

—¿Sobre qué? —lo veo seria.

—No lo sé, ¿sobre nosotros? —sonríe.

—No hay nada de qué hablar, no hay un nosotros, supéralo —respondo tajante.

—Vamos, tiene que haber algo que quieras decirme flor... 

—No me digas así, no hay nada de qué hablar —lo interrumpo, levantándome para caminar hacia Ryan, cuando toma mi mano.

—Sé que no es cierto Freya —asegura.

—No quiero hablar contigo, no creo que quieras oír lo que tengo que decir, así que vete y evitame la fatiga de gastar saliva —suplico.

—Te equivocas nena, cualquier cosa que me tengas que decir, me lo merezco, dilo —pide. 

—Bien, me has hecho pedazos, rompiste mi corazón, y te odio, porque todavía te quiero, y más me odio a mí misma por ello, ¿contento? —respondo irritada de su presencia.

DESDE QUE TE CONOCÍ  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora