CAPÍTULO 37

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RYAN.

Me he despertado temprano, por lo que tengo la grandísima idea de prepararle el desayuno; me levanto de la cama sin moverme tanto para no incomodarla, y me causa gracia escuhcar los quejidos que suelta su bella boca.

Bajo a la cocina y comienzo a sacar huevos, leche, y harina; le haré unos ricos hot cakes con tocino, sé que ama el tocino, así que espero y le guste mi desayuno. Comienzo a preparar la masa para los hot cakes, cuando me toman por sorpresa.

—Te has levantado temprano —dice Darren.

—Sí, bueno, debo de preparar el desayuno —anuncio y me observa con una sonrisa burlona.

—¿Para ti o qué? —pregunta.

—Para ella, ambos, ¿Quieres? —ofrezco y el niega.

—No gracias, ¿irán con tu madre cierto? —lo dice un tanto incómodo.

—Así es, tenemos el vuelo en una hora.

—Pues ve a despertar a tu musa, sino quieres que se les haga tarde —dice

—Se molestara por decirle con tan poca anticipación, le gusta tener todo en orden, pero que mas da —me río.

—Vale, llevale el desayuno antes de que se enfríe —espeta.

Subo a mi habitación y me ve con una sonrisa en su rostro; Dios, es perfecta, amo su sonrisa.

—Creí que me habías abandonado —su cabello está todo revuelto y sus ojos hinchados... adorable. 

—Imposible, te he traído el desayuno —comento.

—No debiste hacerlo Ryan —se pone colorada como un jitomate y me causa gracia.

—Anda come, que en una hora tenemos el vuelo —se molesta.

—¡Pero que te pasa!, una hora y yo no tengo ropa aquí Ryan, sabes que no traigo nada conmigo y no... —la interrumpo.

—Descuida, tu ropa ya está limpia, la lave, así que tranquila, llegando a México podemos ir de compras. 

Le entrego su ropa limpia, la cual me tome la molestia de lavarla en la madrugada; digamos que se me fue el sueño por un momento, y la culpo a ella, por su culpa no dormí, me fue imposible dejar de pensar en todo lo que me hace sentir y en cuanto la quiero.

Desayuna rápido y se va a cambiar, por lo que yo hago lo mismo; al estar listos, salimos corriendo de casa y manejo a toda velocidad para llegar al aeropuerto de Sídney. Agradezco no llevar equipaje, puesto que tengo ropa de sobra en casa de mi madre, lo cual es una ventaja.

Llegamos corriendo a hacer chequeo, y todas esas tonterías, para dirijirnos hacia el avión; al subir esta vez le dejo tomar el lado de la ventana; no quiero tener malas experiencias de nuevo, y ella lo sabe, por lo que suelta una risita triunfadora, pero se queda muda cuando ve que una mujer más o menos de su edad se sienta a mi lado y me dedica miradas lascivas; por lo que Freya inmediatamente me pide que le cambie de lugar.

—¿Qué no te gusta la ventana? —me burlo de ella, y me aniquila con la mirada.

—Te mato —me dice, e inmediatamente le cambio el asiento.

La chica a mi lado me ve un tanto decepcionada y Freya la fulmina con la mirada, como si fuera basura, cosa que me causa gracia, pero prefiero manterme en silencio. A pesar de haberle cambiado de asiento a Freya, la tipa no deja de mirarme, por lo que ella se aferra a mi brazo y yo beso su coronilla, lo que hace que la mujer al lado deje de mirarme.

Freya comienza a cerrar los ojos cuando siente que ya no hay amenazas por parte de su vecina, pero se equivoca.

—¿Son novios? —me pregunta la castaña a su lado y estoy a punto de responder cuando la rubia inmediatamente abre los ojos.

DESDE QUE TE CONOCÍ  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora