CAPÍTULO 1

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FREYA.

Son las tres de la mañana, y decido ir a la cocina a prepararme un café supercargado, justo como me gusta. Por más que quiero dormir, no puedo hacerlo. En unas horas tengo un examen crucial: "Gastroenterología". Es el final, y debo pasarlo a como dé lugar. Reprobar significaría problemas con mis padres, y eso es lo que menos quiero ahora que las cosas empiezan a marchar bien con ellos.

Estudiar medicina es mucho más complicado de lo que vi en mi serie favorita, Grey 's Anatomy. Llevo tres años y medio en la carrera y ya debería estar acostumbrada a las desveladas, pero resulta imposible. Me gusta estar despierta hasta tarde estudiando, pero hay ocasiones en las que mi cuerpo no lo tolera.

Entro a mi habitación para seguir estudiando, cuando recibo un mensaje de mi novio.

Dylan: Hola hermosa, ¿te apetece que vaya a verte? Sé que es tarde, pero te extraño demasiado y sé que no te vendría mal un poco de compañía.

Dios. Dylan es la clase de novio que te quita todo el tiempo del mundo. Es de esas personas demasiado cursis, un romántico empedernido, bastante feliz y positivo. Todo está bien con él, y yo simplemente lo odio. Viene de una familia muy unida, nada disfuncional y alegre. Quizás por eso es así. Puede que no haya nada de malo con eso, solo que resulta ser demasiado agobiante salir con ese tipo de personas, al menos para mí.

Él es todo lo contrario a mí: predica amor y yo prefiero mantenerlo en silencio —es más, ni siquiera sé si estoy dispuesta a darlo—. Él es feliz y yo soy miserable. Está lleno de esperanza, mientras que yo, simplemente, deseo que todo termine antes de creer que las cosas puedan mejorar.

Esos somos nosotros, y lo odio.

Yo: Lo siento, no puedo. Tengo examen mañana. Buenas noches.

Dylan: Está bien, amor. Mucho éxito mañana, sé que te irá muy bien. Descansa. Te amo.

He decidido dejarlo en visto. Ver sus mensajes siempre con la palabra "amor" es demasiado para mí. Si se preguntan por qué sigo con él, ni yo lo sé. Supongo que no quiero lastimarlo, no se lo merece. Una vez intenté dejarlo y no soporté verlo llorar. Él me importa, solo que no de una manera romántica.

El tiempo transcurre lentamente, y cuando menos lo espero, ya son las seis de la mañana, hora de bañarme y arreglarme para ir a la universidad. Termino de alistarme lo más rápido que puedo y emprendiendo mi camino hacia la facultad de medicina. Agradezco vivir a unas cuadras de la facultad.

Odio tener que ir con uniforme blanco, me hace ver más gorda de lo que ya soy.

Al llegar, ingreso al aula correspondiente y tomo asiento en el lugar que me asignaron los doctores, lista para realizar mi examen. Termino la evaluación a las 7:45 am y es momento de cambiar de aula para comenzar con mis clases de neumología. Al llegar al aula, me encuentro con mi mejor amiga de la universidad, Nicole.

Estudiar medicina es como un ciclo sin fin.

—Pero si hola, ¿me puedes explicar por qué no has contestado mis mensajes? —dice con un tono irritable—. Freya, me has tenido muy preocupada, cada día te noto más amargada de lo que ya eres. No sé qué te pasa, pero sabes que puedes contarme. Me importas, ¿lo sabes? —me mira preocupada y triste.

—Lo siento, pero en verdad no he estado de humor. Me encuentro muy cansada y solo quiero que acabe el día para poder ir al apartamento y seguir estudiando —respondo exasperada—. Y sabes que no me gusta que me llames Lizzie —articulo, antipática como de costumbre.

Nicole pone una mirada seria y frustrada, como si estuviera cansada de mí y de mi actitud; cosa que no dudo, además, no sé por qué se toma tantas molestias conmigo, después de todo sabe que no le haré caso.

DESDE QUE TE CONOCÍ  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora