first love [yoonmin]

4

Hoseok llegó justo detrás de ella, avanzando hasta Jimin con la respiración agitada "Joder, menuda carrerita..." murmuró una vez a su lado.

"Porque no sabes lo que me ha pasado a mi..." susurró Park, y su amigo lo miró sin entender nada. Jimin hizo un movimiento con la mano, restándole importancia. Y justo en ese momento, la señora Lee empezó a hablar.

"Vale, chicos. Ya sabéis que la de hoy no es una reunión normal." empezó, y Jimin sentía que se le atascaba el aire en los pulmones "Hablaremos sobre los requisitos para el certamen de solos de este año. Ya sabéis que todos los años el instituto organiza un concurso de solos para los alumnos de último año, así que los que seáis de cursos inferiores no hace falta que os quedéis, podéis iros a casa y nos veremos mañana." invitó, y Park vio como varios alumnos abandonaban la sala. La Señora Lee esperó hasta que todos salieron del aula y el silencio volvió a reinar para seguir hablando "Bien, como iba diciendo, ya sabéis que cada año hay una pequeña característica diferente, para hacerlo más ameno." Jimin estaba conteniendo la respiración a esas alturas, impaciente por las palabras de la mujer "Este año no estaréis solos en el escenario." anunció, y los alumnos se miraron entre si, desconcertados ante sus palabras "Estaréis acompañados de un músico. La novedad de este año es que la música debe proporcionarla un músico que vosotros elegiréis: un violinista, un guitarrista, un pianista... Lo que vosotros queráis, pero la música debe ser en directo." concluyó.

Jimin se mordió el labio con angustia, ¿de dónde cojones iba a sacar él un músico? No conocía a absolutamente nadie que tocase un instrumento y además estuviese interesado en ayudarle.

"Podéis usar esta clase para empezar a organizaros si queréis participar, suerte a todos." los animó la Señora Lee, visiblemente animada con la noticia.

Park tomó asiento en una de las bancas de la sala, y Hoseok lo siguió en silencio. Estaba jodido, enormemente jodido. No tenía a nadie para participar junto a él. 

Jung pareció leerle la mente cuando se sentó a su lado suspirando "Encontraremos a alguien, Min. Vas a participar en ese concurso como que me llamo Jung Hoseok." lo animó, acariciándole el brazo con cariño.

"Gracias, Hobi. Pero creo que voy a tener que ir aceptando que no podré participar." susurró, con los ojos tristes, y al castaño a su lado se le partió el corazón. Porque Park Jimin rara vez perdía su brillo, y esa estaba siendo una de esas veces.

"De eso nada." aseguró el mayor "Como si tengo que aprender a tocar el violín en dos semanas, tú vas a participar." le prometió, con una sonrisa confiada, y Park no pudo evitar sonreír también.

"Gracias, hyung." murmuró, de forma sincera "No quiero pensar en eso ahora, hablemos de otra cosa que no sea el dichoso concurso." pidió, con un puchero formándose en sus labios.

Hoseok se carcajeó, asintiendo "Podemos empezar a qué te referías con lo que dijiste cuando llegué." sugirió, y Jimin le miró confuso, sin saber a qué se refería. Entonces, Hoseok imitó su voz pronunciando un "Porque no sabes lo que me ha pasado a mi..." Jimin quería pegarle por la pésima imitación, pero entonces sus mejillas se colorearon recordando la escena. Dios, había hecho el ridículo a lo grande ¿Cómo iba a mirar a Min después de eso?

Hoseok lo observó con una ceja alzada, devolviéndolo al planeta Tierra cuando chasqueó los dedos frente a él. Jimin reaccionó, apartando su mano y suspirando.

"Puede que me haya tropezado en las escaleras y Yoongi me haya salvado de abrirme la cabeza..." susurró, mirando a sus pies.

"Define salvar." pidió Jung, mirándolo con las cejas alzadas.

Jimin bufó, inflando sus mejillas. "Me sujetó de la cintura." murmuró avergonzado.

"¡Jodida mierda!" exclamó Hoseok, consiguiendo una mala mirada de la Señora Lee "Eso es wow, más de lo que has conseguido en dos años." alagó, y Park bufó de nuevo.

"Fue ridículo, empecé a tartamudear y acabé por salir corriendo." confesó, cubriéndose la cara con las manos. "Seguro que piensa que soy un raro y un maleducado." se lamentó.

"Pues yo lo veía bastante interesado en ti en la cafetería.." murmuró Hoseok.

"Eso es imposible..." replicó el rubio.

"Lo que tú digas Park... Lo que tú digas..." Hoseok suspiró, dando la conversación por zanjada.

Unos cuarenta minutos después, Jimin recogía sus cosas, listo para irse a casa. Había visto a varios chicos confirmar que participarían en el certamen, y sin embargo él era incapaz de acercarse a la mesa porque no tenía un puto músico que lo acompañase.

Hoseok y él estaban a punto de marcharse cuando la voz de la Señora Lee retumbó en la sala, ya vacía a excepción de ellos tres. "Jimin ¿Puedo hablar contigo un segundo?" propuso, y el nombrado miró a Hoseok antes de asentir.

"Claro, Señora Lee." contestó, alejándose del castaño.

"Te espero fuera." murmuró Jung, desapareciendo tras el umbral de la puerta.

Una vez ambos estuvieron solos la mujer fue la primera en hablar "He visto que no te has presentado al certamen." señaló, y Jimin abrió mucho los ojos.

"Oh...Yo, bueno... Estoy muy ocupado por los estudios y..." trató de disculparse, pero la mujer lo cortó.

"Jimin, te he dado clase durante años, parece mentira que creas que puedes engañarme..." suspiró, negando con la cabeza "Sé que te mueres de ganas de participar. Vamos, dime lo que te pasa de verdad." exigió, y Park suspiró, rindiéndose.

"Yo... no tengo a nadie que pueda tocar conmigo...Y... Es un requisito fundamental." mumuró, jugando con sus manos.

La mujer permaneció callada un segundo, y el rubio levantó la vista preocupado "¡Y cómo no me lo dices!" exclamó, mientras el contrario seguía sin entender nada "¿Te crees que no voy a dejar que participes por esa tontería? Yo misma voy a conseguirte un músico." aseguró sonriente.

"No es necesario Señora Lee..." quiso replicar, pero la mujer no lo permitió.

"Claro que lo es. Te conseguiré el mejor músico de Seúl." aseguró la mujer con una sonrisa confiada "Vamos, ahora ve con Hoseok, que te está esperando." lo invitó.

Jimin sonrió "Muchísimas gracias, Señora Lee..." agradeció de forma sincera.

Esa tarde volvió a casa con una sonrisa de oreja a oreja.

No había sido un mal día, después de todo.