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JungKook, no tenia a nadie, ni siquiera a sus padres.

Solo por ser el único hijo y heredero del rey y la reina, todo el mundo se olvido que también era un ser humano, no era un banco, ni tampoco la puerta de la riqueza, era solo un humano mas con bastante dinero y poder.

Ya entendía cuando su abuelo decía; No hay gente cuerda en la riqueza.

Este mismo antes de morir le dijo que en el sótano del castillo había un espejo mágico que le había regalado una bruja según el viejo hombre, pero no le creía, total, era un señor ya mayor que creía en cosas fantásticas.

"Quizás aquel espejo es lo que necesitas en tu vida para complementar tu triste soledad, ese hermoso espejo fue mi acompañante" Dijo el viejo hombre.

Ya. Claro, un espejo un acompañante. Será para hablar consigo mismo.

Habían pasado tres años desde que su abuelo falleció y no tenia las agallas suficientes para ver su regalo, el recuerdo de su abuelo aún dolia.

Pero estaba cansado y sobre todo triste, pues, tuvo una novia.

Duquesa. Con razón sus padres se opusieron desde el inicio, como osaba él a meterse con alguien de su categoría y ahora les daba la razón. Esa zorra para lo único que estuvo con él fue por su dinero, nada mas.

"Comprame este vestido." "Mira que lindas joyas, compramelas, JungKookie" "No cuesta tanto"

¿No cuesta tanto? Cuando la chica que los atendió vio el monto abrió en demasía sus ojos, era una cantidad exorbitante, que un cualquiera no podía pagar, solo él.

Acababa de terminar con ella, ya no la soportaba. Aparte de interesada también era una mujer muy fácil. Y eso lo sacaba de quicio.

Por esa y muchas razones mas, estaba frente a la puerta del sótano con la llave de este entre sus manos, queria salir de dudas, si en realidad el viejo tenia razón y esa cosa le terminaba hablando tenia que replantearse sus creencias totalmente, pero si resultaba ser un espejo común y corriente al menos podía tener otra cosa más en cual reflejarse. Se acomodo el incomodo traje y metió la llave en su cerradura, suspiro un par de veces y abrió por fin la puerta. Una inmensa escalera lo recibió y antes de que empezase a bajar una voz lo hizo detenerse y voltear.

– Hijo.– su hermosa madre caminaba a él con uno de sus mas extravagantes vestidos.– ¿Porque entras ahí? ¿Sucede algo?– preguntó confusa.

– No mamá.– otro suspiro abandonó sus labios.– Mi abuelo me dijo que me tenia algo guardado allá abajo, me dignare a ver que es.– dijo con simpleza pero recibió una mirada aun mas confundida.– Antes de morir...– afirmó ahora recibiendo un asentimiento por parte de la contraria.

– Trata de no ensuciarte, tenemos una cena mas tarde.– informo sacudiendo su traje acomodando su corbata y se fue. Esa era una razón mas por la cual iba a bajar.

La poca importancia que sus padres le daban.

Agarro una linterna que estaba en la puerta abrió la pequeña ventana sacando un yesquero encendiendola para poder bajar las escaleras sin matarse en el intento.

Al llegar al ultimo escalón comenzó a buscar extendiendo su mano lo más posible para un mejor rango de visión.

"Si llega a interesarte, tiene una sabana color vino tinto y tu nombre en una esquina" recordó lo dicho por su difunto abuelo.

Con la mirada buscaba dicha sabana hasta que dio con ella, se acerco a paso rápido colocando la linterna en el suelo y tanteo un poco la tela buscando una esquina. Y allí estaba, su nombre bordado con hilo plateado.

Espejito TaeHyung || KookTae ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora