– ¿De verdad quieres saberlo papá?– el mayor gruñó tratando de soltarse del agarre de los guardias pero claro está, solo fue un intento.– No quiero decírtelo.– susurró cerca de su rostro sonriendole sin gracia.
– JungKook, detente.– dijo Nina con seriedad.
– ¡Habla maldita sea!– grito su padre forcejeando nuevamente.
– Pues no quiero.– se alejo dándole la espalda dejándolo de lado, su vista pudo reconocer a la anciana de la otra vez confundiendolo demasiado, esta caminaba en dirección a su armario alertandolo de inmediato.
Corrió detrás de ella dejando de lado toda discusión irrelevante, pero su padre logró zafarse de las manos de los guardias corriendo hacia JungKook sujetando al azabache del brazo halandolo hacia él dejándolo atrás siguiendo a la anciana quien lo guió directo al espejo, lo primero que noto por obvias razones fue al rubio quien al verlo sus ojos se llenaron de lágrimas debido al miedo que le ocasionó. La anciana viendo la abrupta reciaccion del rubio se dio media vuelva frunciendo su ceño al ver al rey en la habitación, con quien sabe que lo empujó lejos evitando cualquier movimiento por parte de este.
– ¡¿Que me has hecho?!– gritó el rey e intentó moverse pero nada daba resultado.
Jungkook llegó corriendo pero a diferencia de su padre él paso de largo colocándose entre la anciana y el espejo.
– Por favor apártate JungKook.– el nombrado negó desesperadamente.– No le haré nada chico, solo lo sacare de ahí.– informó dejando al pelinegro con muchas preguntas en su cabeza.– Yo fui la que lo metió ahí, déjame sacarlo.– el azabache observó a TaeHyung quien miraba a la mujer de una manera extraña, como queriendo recordar quien era ella.
Jungkook con toda la desconfianza del mundo se hizo de lado viendo que de un instante a otro fue empujado con brusquedad por aquella mujer, está paso su mano por cristal del espejo tomando la extremidad de su rubio, lo halo con fuerza sacandolo del mundo del espejo. TaeHyung cayo inerte en el suelo preocupando a los presentes a excepción de la anciana y el rey. Sus cabellos que antes eran de un color dorado muy llamativo se obscurecieron a un castaño claro muy parecido al color de la miel, levantó el rostro tociendo levemente mostrando que el color llamativo de sus ojos seguía igual de hermoso. JungKook quiso moverse para ir hacia él pero le pasó lo mismo que le había pasado a su padre.
– ¡Tae!– exclamó viendo cómo la mirada desorientada de su pareja conecto con la suya haciendo que explotase en llanto. Intentó por segunda vez moverse lograndolo con éxito, su padre al ver como este pudo moverse lo imitó logrando también reincorporarse. Ya que todos estaban preocupados por el estado del anteriormente rubio salió del armario con sutileza arrancandole la espada a uno de sus guardias ordenandoles a todos ellos que se fuesen de la habitación.
Volvió al armario con aquella arma filosa entre sus manos empujando a Nina de su camino haciendo que cuando está cayera llamara la atención de los otro tres individuos, la anciana quiso interponerse entre él y los menores fallando en su intento, JungKook se levantó del suelo agarrando lo primero que su mano pudo alcanzar siendo esto la silla que tenía.
– Quítate, Jeon JungKook.– amenazó El rey apuntandolo con el arma, más el nombrado no hizo caso.
Fue un movimiento demasiado rápido el que hizo su padre, logró quitarle la silla de la mano clavando la espada en todo el centro de su torso escuchando el grito de todos en el armario.
– ¡J-JungKook!– el alarido de TaeHyung se escucho doloroso para todos incluyendolo pero aquel castaño interfirio en toda su vida, no le costaba nada hacer unos pequeños sacrificios.
– ¡¿Que has hecho, animal?!– Nina golpeó su espalda viendo por el ahora espejo funcional la punta de la espada atravesar el cuerpo de su único hijo.
El hombre a sangre fría sacó sin cuidado el arma empujando el cuerpo de JungKook viendolo agonizar, TaeHyung gateo lo más rápido posible hacia su pareja llorando a mares viendo su estado. Rápidamente el cuerpo de azabache fue perdiendo color al igual que la sangre abandonaba su cuerpo con prisa, no podía hablar o siquiera mirarle. Giro su vista al escuchar el grito de la mujer anciana pero tardó más en detenerle que el rey en atravesar la espada en el pecho de TaeHyung escuchando como este soltaba un largo respiro, giro el arma en su lugar sacandola segundos después empujando el cuerpo del castaño junto con el de su hijo quien ya estaba muerto.
– Si querían ser felices pues ahora lo son.– soltó la espada viendo como Nina se tapaba la boca mientras lloraba desconsoladamente y daba pasos hacia atrás queriendo huir de allí. Más no se espero que aquella anciana tomase el arma homicida ahora matandolo a él, sacó la espada y volvio a clavarsela en distintas zonas de su cuerpo con odio y venganza.
Lo único que podía decir era que nunca en su vida pensó ver el rostro de su hijo tan sereno y pálido, siendo esto su última vista antes de cerrar sus ojos por última vez.
• • •
La reina camino por los desolados pasillos con su extravagante vestido negro, habían pasado dos meses exactos desde la horrible muerte de su hijo, ¿quien diría que este moriría a manos su padre?
Habían varios guardias a sus costados cuidandola hasta del mismísimo oxígeno. Era el día en el que coronaria a una hermosa doncella, esta sería junto a su esposa la siguiente gobernante. No quería saber más nada de realeza, ni de coronas, tampoco del Castillo.
Al entrar en la sala del trono su mirada distinguió a ambas mujeres, con una gran charla seguida de las campanas de la iglesia dio por finalizada la coronación agarrando sus maletas para poder irse de una vez por todas. Se monto al carroaje con prisa ordenando que arrancaran de inmediato, mientras que su largo viaje llegaba a su final decidió leer todos los papeles que aquella anciana le dio cuando decidió suicidarse, esta no soportaba la muerte de su hijo, no cuando pudo salvarlo una vez y no pudo una segunda vez.
Se entero que TaeHyung era su hijo, y que lamentablemente ambos fallecieron en el mismo lugar... Por segunda vez.
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Espejito TaeHyung || KookTae ||
FanfictionSe sentia en uno de esos cuentos que sus padres les ordenaban a los sirvientes para que se lo leyeran, totalmente surrealista y sin sentido. ¿Un espejo mágico? Se sentía como un niño ignorante al poner en duda la realidad. Según su abuelo aquel espe...