Ruta A I

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– ¿Te suena el nombre de TaeHyung, papá?– murmuró bajo pero su padre logró oírlo, al escuchar un nombre tan familiar fruncio el ceño no creyendo que eso fuese posible, se supone que esa cosa estaba muerta.

– Repitelo.– ordeno viendo a su hijo sonreír socarronamente.

– TaeHyung, el chico del espejo de mi abuelo, ¿lo recuerdas acaso?– susurró pero su madre fue mas rápida que ambos, conocía a su esposo y no permitiría que este hiciese la estupidez mas grande del mundo.

– ¡Saquenlo de aquí!– chilló Nina desesperada y los guardias obedecieron su orden al instante.– ¡JungKook no! ¡¿Como se te ocurre?!– el azabache alzó sus manos el señal de paz.– Debes cuidar ahora el espejo el doble.– susurró pasando su mano izquierda por su cabello llevándolo hacia atrás.– Ve con TaeHyung ahora. No salgas hasta que yo misma venga y te llame, esconderé el espejo en-entre tu ropa y-...– dejó de hablar abruptamente y su mirada vagaba por la habitación siguiendo a una mujer de avanzada edad.– ¿Q-Quien...?

Ante su repentina actitud, JungKook guió su mirada hacia la de su madre viendo a la misma anciana de la otra vez.

– ¿Usted? ¿Que hace aquí?– un pelinegro ido y confundido siguió a la vieja mujer hacia su armario, las puertas se abrieron solas ante ella y lo supo de inmediato, era una bruja.

Tanto madre e hijo fueron caminando detrás de ella, pero Jeon se alertó al verla acercarse directamente a su espejo.

– ¡No hagas nada!– exclamó JungKook mas no podía moverse era demasiado extraño, algo le impidió caminar de la nada.

Exclamaciones y gritos por parte de Nina y Kook fueron ignorados por la anciana, ésta tocó el cristal un par de veces viendo al rubio entrar a la habitación con confusión.

– ¡TaeHyung, no!– gritó Jeon haciendo de todo para ir hacia ella.

La vieja mujer sonrió con tristeza y amor al reconocer el rostro de su hijo y estiro su mano hacia él.

– Agarra mi mano y sal.– pidió viendo a Tae negar con desespero.

– JungKook...– llamo pero este no se asomaba para verle eso significaba que estaba solo, ya que si lo oía, estaba solo contra esa mujer.

– Prometo que no te pasara nada.– insistió esta vez pasando su mano al mundo del rubio sin la necesidad que éste la ayudara.– Yo te salve, Kim TaeHyung... ¿Te suena tu apellido?– Nina, JungKook y TaeHyung quedaron sin aire al escucharla.– Hijo mio, sal por favor.

Ella era la mujer que le había dado sus anillos, eso fue todo lo que tuvo que asimilar para confiar un poco en ella.

– ¿Príncipe Kim?– fue Nina la que soltó aquella pregunta, su piel se puso pagoda al igual que una hoja de papel al atar cabos.

– Me alegra que alguien aún lo recuerde.– soltó la vieja mujer.– Tantas atrocidades qué hizo tu familia, Jeon.– musitó la anciana dirigiendo su mirada al pelinegro.

– Mi... ¿Mi familia?

– No tenemos toda la vida TaeHyung. Toma mi mano.– el nombrado tragó en seco caminando mas cerca del espejo.

– Se que moriré.– jadeo antes de tomar su mano.

La anciana lo jaló con fuerza haciendo que JungKook gritara desesperado el nombre del rubio. Este cayó bruscamente al suelo, no se movía y eso aterro aún más a JungKook. De un momento a otro el rubio comenzó a toser y poco a poco su cabello dorado se fue oscureciendo a un tono castaño claro dando un tono parecido al color de la miel, se removió en su puesto sentándose en el suelo mirando sus manos, al alzar su vista sus ojitos verdes se dejaron ver y estos a diferencia de su cabello no perdieron su color ni mucho menos su brillo.

Miraba a los lados asimilando su entorno, parecía perdido, hasta que vio a JungKook y comenzó a llorar, tantas cosas pasando al mismo tiempo lo abrumaban, JungKook soltó un sollozo volviendo a intentar caminar lográndolo, sin esperar mucho corrió en su dirección tocando su rostro y su cuerpo abrazándolo con brazos y piernas.

– J-JungKooK...– sollozó el ahora castaño,  lo abrazo con fuerza sintiendo los fuertes brazos del nombrado apretarlo con egoísmo.

– ¿Q-Que hizo?– preguntó alzando su mirada a la anciana quien le tendía unos papeles y un libro, inmediatamente los tomó pero en ese momento no les prestaría atencion claro estaba.

– Ahí tienes toda la información que necesitas.– sin mas que decir camino hacia la puerta desapareciendo en su trayectoria.

Nina corrió hacia ellos abrazándolos preocupada del estado de ambos. Tae no daba señales de cesar su llanto y JungKook temblaba como una hoja de papel en el viento, su madre no sabia que hacer, ella estaba igual que los menores. Tanta información en tan poco tiempo la hacían sentirse abrumada y mareada.

– Para de llorar, por favor.– susurró el pelinegro besando la cabeza castaña de TaeHyung.

– Re-Recordé todo, JungKookie... No me sueltes.– lo ultimo era una plegaria demasiado dolorosa para el azabache, lo que ocasionó que este se derrumbase al instante llorando de igual manera.

– No lo haré.– beso su mejilla.– Desde el día que conocí te prometí protegerte con mi vida.

Espejito TaeHyung || KookTae ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora