XIII.

554 64 59
                                    

"...Cada día y cada noche te perseguiré…" 




Debía estar soñando. 

No había otra explicación lógica para la visión que estaban obteniendo sus ojos en ese preciso momento.

Los libros y cuadernos que había estado cargando se desplomaron hacia el suelo mientras su rostro era invadido por la consternación. De todas las cosas que podría haberse esperado, estaba claro que jamás se hubiera imaginado aquello. Sin duda que no había estado preparado para eso, pues se suponía que San no regresaría hasta dentro de dos semanas más.

El chico yacía con una enorme sonrisa y se atrevió a saludarlo con un sencillo gesto de su mano, como si fuese lo más casual del mundo. Se encontraba vistiendo el uniforme del internado, aquel que se componía del chaleco negro con el distintivo y una camisa blanca de mangas cortas, y fue inevitable que al verlo con esa apariencia una sensación de deja vú lo invadiera. 

Era como ver un espejismo. Una aparición del pasado.

WooYoung no dudó ni un segundo en correr hacia él, se arrojó directo a sus brazos con tanta fuerza que San tuvo que retroceder varios pasos pues le hizo perder el equilibrio, sin embargo, lejos de molestarse, comenzó a reír mientras correspondía su abrazo.

—Woonnie, cariño…

Escuchar aquel murmullo contra su oído sólo aumentó la felicidad que ya reinaba en su interior. Aunque pasaran mil años, estaba seguro de que jamás podría acostumbrarse a oír a San llamándolo de ese modo. Los latidos de su corazón se aceleraron, y más aún cuando sus ojos se encontraron con los suyos, luego de separarse un poco. 

—Sannie…

San formó una sonrisa al escucharlo y llevó sus manos hasta las mejillas del menor, dedicándose a admirarlo por un momento con la misma adoración de siempre. Finalmente rompió la distancia entre sus rostros y lo besó con ternura. 

WooYoung se vio sonriendo en medio del beso y enredó sus manos en el cuello del contrario. Casi dejó escapar un suspiro al percibir otra vez sus labios sobre los suyos, miles de sensaciones embargándolo ante ese reencuentro tan esperado por ambos. Tal vez sorpresivo, pero no por eso menos emocionante.

Una de las manos de San descendió hasta su espalda baja, atrayéndolo aún más hacia su cuerpo si es que eso era posible, mientras que la otra se dedicó a acariciar con suavidad su mejilla. Sus labios se movían entre sí con cierta lentitud, como si estuviesen tratando de recordar el sabor del otro pues la distancia los había hecho olvidar, sumergiéndolos en un constante anhelo de volver a encontrarse. Una añoranza que por fin concluía, pues ahora estaban juntos otra vez. 

WooYoung estaba seguro de que iba a desfallecer en cualquier instante, debía ser imposible que alguien pudiera sentir tanta dicha en escasos segundos. Porque estar de ese modo con San, compartiendo un gesto tan íntimo pero al mismo tiempo tan perfecto, era lo más maravilloso que había experimentado alguna vez.

—Oigan, aún seguimos aquí. 

Ambos tuvieron que separarse bruscamente ante el comentario de YunHo. Fue entonces que notaron las miradas de los demás encima de sus figuras, algunos con sonrisas divertidas y otros, como YeoSang, que yacían de brazos cruzados mientras observaban la escena. No es como si le molestara, en realidad se sentía muy feliz por ellos, pero luego de que llevaran un largo rato besándose sin intenciones de detenerse como si se encontraran a solas, pues ya le pareció demasiado. 

JongHo en un principio había reaccionado igual que el rubio, aunque pronto retomó su escritura en la actividad académica que estaba realizando mientras comenzaba a cantar, siendo su elección la canción principal de la banda sonora de Titanic

Inception [SanWoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora