III.

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"...Como si hubiera soñado en un sueño, estoy perdido buscándote…"








WooYoung seguía sin entender el modo tan peculiar en el que actuaba la vida.

Vida o destino, era la misma porquería contradictoria. Sinceramente no lo comprendía.

¿Qué sentido tiene darle a las personas una ligera chispa de felicidad y esperanza, si luego se las arrebatarían sin más? No tenía lógica, no tenía sentido. Era como si el universo se regocijara cada vez que los ponía a prueba, divirtiéndose al máximo al ver su desorientación y desesperación ante un nuevo obstáculo. 

Pero ya, ¿qué caso tenía seguir dándole vueltas al asunto? Era demasiado tarde, pronto perdería lo más importante que había tenido en su vida, y ya nada se podía hacer para evitarlo. 

San se mudaría a Hong Kong, pues su madre expandiría sus empresas al extranjero y deseaba estar presente mientras se desarrollaba el proyecto, y su padre aprovecharía la oportunidad para abrir una nueva academia de taekwondo. 

No había importado lo mucho que rogó para que lo dejaran quedarse, no funcionó. Se rehusaron rotundamente a escucharlo, no estaban dispuestos a ceder a sus caprichos. San se iría con ellos, era su última palabra. 

El chico estaba tan furioso y decepcionado. No era la primera vez que pasaba algo así, siempre le hacían lo mismo. Parecía un estúpido círculo vicioso en el que estaba metido desde que era un simple infante.

Se adaptaba a su entorno, formaba vínculos con otras personas, era feliz, y sus padres interrumpían todo con la noticia de una nueva mudanza. Siempre era igual. 

San había creído que al inscribirlo en un internado todo eso se acabaría, que por fin podría tener algo de estabilidad en su vida pues ya no era necesario seguir a sus padres a todas partes. Pero se había equivocado, ellos se negaban a dejarlo solo por tanto tiempo mientras se encontraban en un país diferente.

WooYoung comprendía la situación, sabía que San no deseaba irse, pero eso no quería decir que las circunstancias no le dolieran. 

Por mucho que intentara resistirse, seguramente retornaría a su rutina aburrida y desinteresada, era casi un hecho. Volvería a ser el chico sombrío y miserable del internado. Y, a diferencia de meses atrás, no quería. No deseaba ser así nunca más. 

Así como tampoco deseaba que San se fuera de su lado, no cuando se había vuelto tan importante para él. Extrañaría tanto sus ocurrentes bromas, sus sonrisas resplandecientes, sus charlas comunes, sus abrazos cálidos. 

Todo. 

WooYoung sabía que no lo volvería a ver, era un hecho que quemaba muy profundo en su interior. San se iría del país, y aunque en algún momento regresara, él ya no sería libre. Hacía pocas semanas que habían iniciado un nuevo año escolar, su último año escolar. La graduación estaba más cerca que nunca, el momento en el que cada joven elegiría su camino estaba a la vuelta de la esquina.

Aunque el camino de WooYoung se había elegido hace mucho. 

Apenas terminara la escuela debía mudarse inmediatamente con los demás trainees y empezar a practicar día y noche. Si lograba debutar en algún grupo, tuviese éxito o no, todos los días estarían enfocados en su vida como idol. No habría tiempo para charlas o visitas ocasionales con seres queridos, ni siquiera mensajes o llamadas, eso se acababa rotundamente.

Pasarían al menos un par de años antes de que su rutina se volviese más flexible. Y él no quería esperar años, él quería verlo todos los días. 

Inception [SanWoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora