"...Luego me despierto, y me veo girando en círculos otra vez…"
Nada es inmutable.
Todas las cosas son pasajeras. Nada permanece inmóvil para siempre, pues era una ley inquebrantable que alcanzaba a todos y cada uno de los seres y objetos del universo.
Cambiar era inevitable, no sólo en características tan sencillas como el físico sino también en aspectos tan intangibles pero curiosos como lo eran las sensaciones. Emociones y sentimientos que parecen aferrarse a la persona, negándose a soltarla, pero que finalmente no resultan ser más que algo pasajero. Como todo.
Podría tomar su tiempo, sí, pero lograría desaparecer, siempre quedarían atrás.
Lo supo algunas semanas después de que comenzaran sus citas con Lee SiYeon, su psiquiatra. Una mujer muy amable de 35 años de edad, con un largo listado de reconocimientos que la hacían una de las mejores dentro de su especialidad: los sueños.
Algo que inició siendo el tema de su tesis y que terminó convirtiéndose en su constante campo de investigación como profesional. Se dedicaba a estudiar el mundo onírico, no sólo en descubrir el modo en el que se relacionaba con la psiquis, sino también el cómo podría ser de ayuda en las terapias y volverse una herramienta más de los profesionales en psicología.
Era una práctica que aún se encontraba en constante investigación, pero que hasta ahora mostraba resultados destacables. Una herramienta que consistía, principalmente, en inducir sueños lúcidos para que la persona fuera capaz de superar miedos o traumas, enfrentar hechos de los que se tendía a huir o algo más sencillo como aliarse con uno mismo. Eran miles los obstáculos que podrían superarse gracias a esa práctica, la cual además de útil era segura pues las acciones de la persona a tratar no se realizaban en la realidad, si algo salía mal no habrían consecuencias y podría intentarse cuántas veces fuese necesario.
Precisamente por aquellas características es que HongJoong se había puesto en contacto con ella, luego de una extensa investigación en busca de un profesional adecuado. Un par de llamadas y movimientos estratégicos, incluyendo la intervención del tutor de WooYoung, bastaron para que la institución aceptara otorgar un pequeño espacio en la enfermería y fue entonces que todo inició.
En un principio, SiYeon visitaba el internado una vez por semana. Aquellos primeros encuentros que se basaron en él detallando todo lo que lo había estado atormentando, su pasado, los pensamientos y emociones de los cuales no se sentía capaz de liberarse, la metodología de sus sueños y, por supuesto, de los supuestos ataques de pánico que había padecido.
Fue bastante difícil exponer todo aquello, pues WooYoung no estaba acostumbrado a hablar sobre su persona tan a la ligera. Incluso con sus amigos había sido complicado, peor aún con alguien desconocido.
Sin embargo, la amabilidad y carisma de la mujer poco a poco lograron que tomara confianza. Le agradaba, y la animosidad que emanaba lo hacía sentirse cómodo. No fue de extrañar que pronto se sintiera capaz de contarle cada detalle.
Baja autoestima, estrés y un trastorno de ansiedad conocido como crisis de angustia. Esas habían sido las cosas merodeando alrededor de su diagnóstico, y WooYoung debía admitir que se había sorprendido un poco cuando la mujer le explicó que el asunto de San o sus sueños no habían sido los causantes, sino que se había tratado del hecho de crecer sin familia.
Porque la falta de un núcleo familiar o figura afectiva durante la infancia traían un sinfín de problemas, que podrían manifestarse en las etapas siguientes como la adolescencia o en cualquier momento del resto de su vida. Una desconexión con el mundo, soledad, aburrimiento, sentimientos de vacío, angustia, eran sólo algunos de los síntomas.
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Inception [SanWoo]
General FictionLa onironautica era una habilidad inusual y poco conocida entre las personas, aunque sin duda muchos desearían tenerla si tan sólo supieran más de ella. Para Jung WooYoung no era la gran cosa. Tal vez tener sueños lúcidos y poder controlarlos a vol...