IV.

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 (Cuando se nombre algún dato o hecho que tal vez se desconozca, por favor revisar el comentario del respectivo párrafo donde se nombra. De este modo, no será necesario ir hasta el final del capítulo para saber de qué se está hablando).









"...Estoy enamorado…"







Si antes el tiempo se le hacía efímero, ahora era todo lo contrario. 

Era interminable, y como si no fuera suficiente, también era mortificante. Las horas parecían congelarse y los minutos se volvían eternos. Todo había retornado a la impasibilidad que siempre reinó en su día a día, tan llenos de apatía, pero que ahora se le hacía insoportable.

Se sentía verdaderamente miserable. Su vida no sólo había vuelto a ser vacía y aburrida como antes, sino que era mucho peor. 

Y WooYoung ya no quería vivir así otra vez.

No cuando había sido tan feliz y reído hasta el cansancio, no cuando disfrutaba al máximo cada momento junto a sus amigos y las preocupaciones quedaban en un segundo plano. Y, por supuesto, no cuando San había estado a su lado. Todo lo contrario al presente.

Una completa exageración, dirían muchos. Cualquier adulto promedio, e incluso alguien de su edad, diría que estaba ahogándose en un vaso de agua. Un drama sin sentido. 

Hasta ya podía imaginar lo que escupiría cualquier persona que supiera de su malestar emocional: "Hey chico, hay cosas peores en la vida. Tienes qué comer y dónde dormir, eres más que afortunado. Tu amigo se mudó, ¡supéralo!"

Pero no era tan simple como eso. WooYoung no había tenido un vínculo tan cercano, nunca había compartido momentos tan especiales con otra persona. No era de extrañar que la repentina ausencia causara tanto revuelo en su interior.

Sí, seguramente había cosas peores. Pero se sentía mal y no podía evitarlo. 

Se mantenía firme con la idea de que las personas no debían desacreditar los sentimientos ajenos. No todos sentían igual y no todos veían las cosas del mismo modo. Aquello solía suceder en cualquier etapa de la vida o con cualquier tipo de persona pero, usualmente, siempre sucedía entre adultos y las nuevas generaciones.

Odiaba que por el simple hecho de ser jóvenes sus sentimientos no fueran tomados en serio, siempre con la estúpida excusa de que exageraban, que aún les faltaba vivir, como si debieran ser felices automáticamente sólo por tener la edad que tenían y no tuviesen ningún derecho a quejarse.

Realmente detestaba eso.

Todas las personas tenían derecho a sentir sin que nadie juzgara su situación. Los hechos podían ser variados, algunos más graves que otros, tal vez incluso para algunos serían sólo tonterías, pero si en verdad lograba afectar entonces se debía respetar, no criticar. 

Decidir por el otro con qué y con qué no debería sentirse mal era una completa porquería. Y un acto muy egoísta, a decir verdad. 

Por lo mismo, WooYoung no había dicho ni una sola palabra en las numerosas veces que el director y algunos prefectos lo citaron en sus oficinas, luego de que sus faltas a clases aumentaran y sus calificaciones perfectas cayeran en picada.

Su desempeño académico prácticamente se había destruido y esto había llamado la atención de las autoridades del internado. 

—¿Qué está sucediendo, WooYoung? 

El nombrado permaneció inmóvil, con la mirada fija en algún punto del suelo brilloso. Casi sonrió al escuchar su nombre y no su apellido, como si ese hecho le diera una confianza automática para soltar todo lo que le pasaba. 

Inception [SanWoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora