capitulo 23: intenso calor

137 4 0
                                    

(Sofia)

Me tiré a mi cama y pegue un grito de frustración.  Era un desastre, por completo. En una hora tengo que estar en la  casa de Kylan, no tengo nada decente que ponerme, mi cabello es un desastre y tengo un nudo de nervios en mi estomago que apenas podia respirar.

- ¡ya basta! Estoy estresado con solo verte  - dijo Cristian desde el marco de mi puerta.

- ¡aca esta la ayuda! - el grito de Julia hizo que me incorporara.

Ella me miró de arriba abajo  - uh... estas hecha un asco  - dejó una caja plateada en mi escritorio.

- lo se. ¿que vas a hacerme?  - dije en cuanto la vi sacar todo tipo de productos de la caja.

- maquillarte  - respondio. Vi a mi hermano resoplar y negar con la cabeza al mismo tiempo para después dejarnos solas.

- yo.... no estoy segura  - nunca me gusto pintarme la cara. De pequeña era la única que no se hacia dibujos en las mejillas. La vez qué intente pintarme los ojos a los 12 años,  terminé con un ojo irritado.

- Sofia  - le presté atención  - voy a hacerlo ligero y suave... ¡debes maquillarte ahora!  - mi hermana me tomó de los brazos e hizo que me sentara en la silla.

Fue realmente una tortura. Pero en cuanto me vi, me di cuenta de que valió la pena. Casi no se notaba que mis ojos estaban pintados, ya que era del color de mi piel, además me había puesto una máscara de pestañas,  y un gloss en los labios. Me gusto debo admitir.

- es muy bonito.... pero mi pelo aún es un desastre  - nuevamente mi hermana hizo que me sentara, y desenredo mi cabello, dejándolo suelto. Iba abrir la boca para decirle sobre mi ropa. Pero se me adelanto.

- ¡no digas nada! La ropa  - fue hasta el ropero y sacó una blusa turquesa de mangas largas, un jean y unas zapatillas rojas.

- ve a cambiarte ahora  - a los pocos minutos, ya estaba lista. Vi la hora temerosa, lo que menos quería era llegar tarde. Para mi sorpresa, me quedaba veinte minutos aún para irme.

Abajo estaban Crisitan, Diego y Vicky. Me senté en el sofá. Ya estaba lista, pero el nudo de  nervios seguían en mi estómago, mis manos estaban inquietas y mi pierna se movia con frenesí.

- ya Sofia tranquila  - Diego acarició mis hombros sutilmente.

- voy a tener una cena con sus padres ¿y si no les agrado? ¿y si... en medio de la cena tiró agua o.... mancho el mantel? Voy a quedar como una bestia  - dije desesperada. El soltó una risa.

-  exageras,  no va a pasar nada malo. Solo tenes que ser vos misma  - sonreí.

- la vas a romper enana - me dijo tiernamente Cristian. Amplie mas mi sonrisa, dejandó ver mis dientes. El solía decirme así cuándo todavía no había nacido Max y yo era la menor, antes no me gustaba que me llamara de esa manera, pero me acostumbré a ello al punto en que ya lo sentía como algo tan propio que termino por gustarme. Y, en estos momentos, esa palabra me dió tranquilidad. 

- rapido, rapido. Ya tienes que irte - Julia apareció con un mi abrigo y una cartera de esas que se cruzan por un hombro. Salte de el sofá como un resorte y me pusé todo.

- ¿para que la cartera? - pregunté curiosa. Que yo supiera solo debía llevar mi telefono y mis llaves.

- además de lo que siempre llevas,  te he puesto un brillo labial por si acaso, unas mentas y un perfume - dijo alegre.

- gracias, de verdad, no sé que hubiera hecho sin tu ayuda - la abrazé con fuerza y ella me correspondió.

- de nada, ahora andando - apuró una vez que nos separamos. Me despedí de mis hermanos, quienes me desearón suerte, y salí de mi casa.

Nada Como NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora