capitulo 3: silencio

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(Sofia)

los rayos del sol asomaban por mi ventana, provocandome un abrir y cerrar de ojos con rapidez. Una vez acostumbrada a la luz, me incorporé en la cama y estiré mis brazos. La puerta de mi habitación se abrió apenas, y un rostro se asomó, Julia. Me dió una pequeña sonrisa.

- arriba sofi - dijo suavemente y se fué.

me aliste antes de bajar a desayunar. Todos, ya sentados, desayunaban en silencio, un horrible silencio. Solo se escuchaban las cucharas revolverse, los cereales crujiendo en algunas bocas, las tazas al chocar con las mesas. Pero ni una palabra por parte de nadie.

salimos de casa, nos saludamos y cada uno se fue por su lado, a estudiar. no sin antes recordar que todos debiamos estar en casa antes de las 2 p.m. ¿por qué? por qué era martes, y hoy teníamos una visita que hacer. ¿a quien? a nuestra madre. ¿en dónde? en un psiquiátrico. ¿por que allí? ¿que es lo que sucede? ¿que esta mal con ella? tiene un cuadro grave de depresión.

Verán, hace un año, mi madre comenzó a tener ataqués de pánico, ansiedad, anhedonia* por lo tanto la llevamos a terapia y comenzó un tratamiento. Pero con las semanas, todo empeoró. No solo todos estos síntomas crecierón, sino que además, llegó a tener pensamientos e instinto suicida. Fue ahí, que no tuvimos más opción que internarla. Ahora la visitamos todos los martes, el único que la visita mas tiempo, es nuestro padre. Solo tiene contacto con ella, con nosotros es solo hola y chau. Siempre está trabajando, ocupado, es cómo si no existieramos en su vida. Supongo que, lo hace para distraerse y no pensar en mamá. Pero, todos estamos sufriendo, y lo necesitamos, el, está... ausenté en nuestra vida.

toqué mi medalla, la que habitaba en mi cadenita. Fue un regaló de mi madre cuándo yo tenía 8 años. Era muy valiosa para mí. Sin darme cuenta, una lagrima rodó por mi mejilla.

- sofia, ¿estas bien? - preguntó max

- si, claro - contesté mirandoló

- y, ¿por que llorás? - inmediatamente pusé mi mano en mi mejilla, humeda. Era cierto, estaba llorando. La sequé con rapidez.

- debe ser por que se me metió algo de basura en el ojo, y no, me dí cuenta - le mentí. El asintió, no muy convencido.

Llegamos a la escuela y sentada en las escaleras, estaba Fanny, la única que conocía sobre lo sucedido con mi madre. Al verme me abrazó, ella sabía cuán dificíl era para mí.

- ¿cómo están? - nos preguntó

- como siempre - suspiré

Nos dirigimos hacía adentro, Max y Vicky fuerón por su lado, mientras Fanny y yo, entramos a clase. No había nadie todavía, era temprano. Peró aún así, nos sentamos. pusé mis manos en el pupitre y apoyé mi cabeza entre ellas. Cerré los ojos, quería dejar de pensar, por que solo eso, era suficiente para querer llorar hasta quedarme seca.

- duerme un rato si quieres, yo te despierto -  dijo mi amiga a mi lado.

- gracias - murmuré. Peró no pudé hacerlo, por unas risas que se escuchaban cada vez mas cercanas, hasta que llegarón a centimetros nuestro. Levanté la cabeza, esto no podía ser cierto.

Brenda Molina, una rubia teñida, de pelo largo, ojos verdes y un cuerpo muy detallado. En otras palabras, una puta. Pero Brenda es la mas popular, la mas linda, la mas deseada por todos los chicos del secundario. Y ella, no los hacé esperar, cómo dije antes, es una puta.

Pasó con sus amigas, tambien putas, por nuestro lado cómo si no existieramos. La escala de atención para nosotras era así: las matonas, osea, Carla y Miranda, nos cargaban y molestaban cada vez que tenían oportunidad, las putas cómo Brenda y sus amiguitas, simplemente nos ignoraban y cuchilleaban a nuestras espaldas, los chicos malos como Kylan, ni conocían sobre nuestra existencia, y les daba igual, los nerds cómo nosotras, nos hablaban cómo si fueramos chicas normales, y los profesores, nos tenían allá arriba, cómo si fueramos dios.

Nada Como NosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora