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No durmió mucho, la piedra era muy incómoda y no podía acomodarse bien. Debió haberle dicho a Azrael que lo transformara en otra ave que no fuera una paloma; sin embargo, se daba cuenta que también estaba en lo correcto, una paloma pasa desapercibida para cualquiera. Bueno, cualquiera a excepción de los niños.

Se despertó debido a las risas que se oigan como ecos abajo de la estatua en donde éste se encontraba dormido hace unos minutos. Acercó un poco su cabeza hacia la orilla de la mano de piedra para poder oír mejor los sonidos desde un mejor ángulo.

— ¡Les voy a ganar! —alguien habló desde una de las entradas del jardín. El ave acercó la cabeza, viendo a los niños entrar.

"Vaya, también en el Cielo hay niños", pensó sin apartar la vista.

— ¡Ya te lo dije varias veces! ¡SIEMPRE HACES TRAMPA! —una niña gritó, llegando justo detrás de otro niño.

"Espera un momento... ¿Conozco a esos niños de alguna parte?", se sorprendió Athatriel, a la vez que le llamaba la atención la niña que había llegado al final.

— ¿Ustedes siempre hacen eso? —el niño, que era moreno de piel y tenía cabello castaño oscuro, le preguntó a los otros niños.

—Sí, y este niño siempre hace trampa.

— ¡Oye! No es mi culpa que no seas tan rápida como yo, Ayleen— le responde el otro niño.

"Así que se llama Ayleen, ¿eh?"

—Ya lo dije una vez y lo diré de nuevo, Darren, un día de estos te voy a ganar. —dice mientras se recompone luego de haber corrido todo el pasillo.

"Y tú te llamas Darren. Vaya, esto se está poniendo interesante"

—Bueno, basta de peleas, vamos a jugar, sé donde hay un río de agua bendita que pueden probar— el niño ángel paró la pelea, se adelantó frente a ellos y los guio a una de las entradas de la estatua.

Athatriel intentó acercar su cabeza un poco más, sin darse cuenta que estaba en la orilla. La paloma, al percatarse, retrocedió de golpe.

Mala idea.

[•••]

Apenas estaban cerca de aquella entrada, hasta que se escuchó un enorme ruido. Haciendo eco en todo el jardín.

— ¿Y ése ruido? —se espantó Darren, mirando frenéticamente a todas partes.

—Creo que viene desde arriba... —dijo Lucius— Justamente ahí.

Señaló la enorme piedra de ángel, cuya figura extendía su mano hacia el cielo. Apunta hacia su mano.

— ¿Hay algo o alguien ahí? —preguntó Ayleen, viendo donde estaba apuntando el ángel.

—Creo que el sonido es de un animal, lo que se me hace extraño porque no hay animales en los jardines— explica Lucius.

—Es un ave, específicamente una paloma— dice Darren, mirando la mano de la estatua. Ve que algo se mueve en ella. —Sí, hay algo ahí. Y parece que está en problemas.

Se oye un enorme gorjeo, lo suficiente como para que suceda un eco alrededor del jardín.

—Está herida, hay que ayudarla— expresa la chica híbrida preocupada.

— ¿Tenemos que subir allá arriba? —preguntó nervioso Lucius, al notar cuanto medía la estatua.

—Pues no hay otra forma, y somos los únicos tres aquí. Además, si no actuamos rápido, la paloma sufrirá— advierte Darren.

De inmediato, Ayleen buscaba alguna entrada o escalera que le permitiera subir por la roca.

—Síganme.

Lucius la siguió, hasta quedar enfrente de Ayleen y acercarse a una pequeña piedra, que apartó para revelar un orificio, y de él, tirar hacía atrás. Era en realidad una puerta, que revela el interior de la estatua.

—Esta escaleras nos guiará a la mano de la estatua, donde está esa paloma— señala el interior.

Y sin chistar, entraron, mientras la puerta se cerraba.

[•••]

La Todopoderosa se sorprendió cuando un ángel de menor rango interrumpió la junta en la que estaba con los Arcángeles. El ángel había corrido muchos pasillos para llegar y encontrarla. Apenas cruzó la puerta, llamó la atención de todos los que estaban presentes.

— ¿Qué sucede? —preguntó ella.

—Mi señora, está ocurriendo algo en uno de los jardines— dijo el ángel alarmado. —Hay tres niños arriba de la estatua del Gran Ángel.

De inmediato, Azirafel, Gabriel, Miguel y Uriel se pusieron de pie. Y sin pensarlo, salieron corriendo de la sala de juntas. El principado y el mensajero de Dios iban primero, más aterrado que las otras dos.

Sandalfon miró a la Diosa.

— ¿Son ellos? —preguntó. Ella no le respondió sólo asintió.

—Y creo saber que está pasando.

Luego, salió de la sala de juntas, con Sandalfon siguiéndole por detrás.

😈😇The Little Hybrid😇😈 Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora