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—Te lo dije, ésos niños iban a llevarse bien.

—Aún no sé si eres Dios o una Cupido— se burló el hombre mientras caminaba por el parque, junto a su acompañante femenina, quien bebía una botella de jugo.

—Oh vamos, Benedict. —dijo la mujer con una sonrisa— Ellos dos pueden llegar a ser amigos y, si el tiempo lo dice, algo más.

—No te adelantes, acuérdate que tenemos que hacer que ellos den las paces— le recuerda el Rey de las Tinieblas, con algo de seriedad.

—Sí, sí, ya sé— espetó la Todopoderosa. —Además de que los otros Arcángeles no se quieren disculpar con Azirafel, Gabriel siquiera quiere superar su miedo a él.

—Ni que lo digas. —patea una pequeña piedra— Los Duques Infernales tampoco quieren disculparse, y Belcebú sigue teniendo su maldito orgullo por la cabeza. —suspiró con resignación, era algo que veía desde que su más fiel demonio decidió interponerse en el Armagedón.

Siguieron caminando, hasta llegar a las escaleras mecánicas del metro, donde se encontraban ubicados los portales al Cielo y al Infierno. Dios termina de beber su jugo, mientras lo tira al bote de la basura. Satanás se acomodaba su vestimenta, con tal de verse más presentable y, si es posible, causar algo de temor a los otros demonios.

—Bueno, es hora— dijo la mujer mirando las escaleras mecánicas, para después ver a su acompañante y ex enemigo.

—Hasta la otra— dijo con media sonrisa.

—Hasta la otra— le sonrió la Todopoderosa.

Cruzaron las escaleras, uno bajándolas y la otra subiéndolas. Topando se con un largo pasillo que daba dirección a la entrada al Cielo y al Infierno.

Satanás cruza las puertas y enseguida los demonios, que antes conversaban entre ellos, fueron directamente con el Rey de las Tinieblas. Éste, aún mirando a su alrededor, seguía manteniendo su mirada aterradora con tal de infundir miedo a sus súbditos.

— ¿Dónde están los Duques Infernales? —preguntó con voz grave, aterrando a los demonios.

—E-Están esperándolo en la sala, m-mi señor— le responde uno de ellos con temor, pues era el mismo Satanás en persona, temerle era normal.

Satanás camina, cruzando los pasillos de uno de los Nueve Círculos del Infierno, mientras que cada demonio que se topaba con él sentía el temor y respeto que le tenían, haciéndolo reír. Sí, Satanás no era del todo malo, sólo fingía serlo con tal de demostrar que él era el rey, el que manda y con quien no debes de meterte. Obviamente, daba resultado.

Continuó caminando, mostrando ése porte elegante y altanero característico suyo, haciendo que los demonios que lo seguían se sintieran inferiores y asustados por el mismísimo Satanás en persona.

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—Te apuesto 100 dólares a que el señor lo planeó— Ligur habló, comenzando de nuevo con sus apuestas, mientras abrazaba por el cuello a su pareja, Hastur.

—Te apuesto una botella de vodka a que fue Dios— ése fue el demonio rana, besando la mejilla de su pareja.

—Les apuesto 5000 dólares a que fueron ambos— habló Dagon con burla.

— ¡¿SE QUIEREN CALLAR?! —gritaron Crowley y Belcebú, ambos molestos.

Aún logrando comprender el porqué es que se le ocurrió al gran Señor del Infierno meter a sus hijos en la misma escuela. Era obvio que todavía no se llevaban bien, por el hecho de que Crowley había impedido el Armagedón y que los engañaron mientras imponían su castigo.

Belcebú aún conservaba su orgullosa personalidad, pero llegó a entender el porqué los engañó, y era porque estaba enamorado de ése ángel. Maldecía a Dios por hacer que ella llegara a sentir cosas por ése estúpido arcángel, cosas que ella rechazaba, hasta que el mismo arcángel dijo lo mismo. Luego de recibir amenaza de parte de Satanás de que si se volvía a meter con el traidor (como le decía ella), le haría pagar caro.

Hizo caso a su advertencia y no lo molestó más, pero no evitaba tenerle coraje. Coraje que empezó a dejar de lado debido a los nuevos sentimientos que tenía con Gabriel (que no le quedó de otra más que aceptarlo). Su coraje se retomó cuando se enteró que esos traidores tuvieron bendición de la Todopoderosa, siendo una hermosa niña.

Ay Diosita, sus celos (de ella y de Gabriel) sobrevolaron los cielos. En uno de sus aniversarios, decidieron ser padres, aunque Dios no estaba del todo de acuerdo con ellos les dio su bendición.

Su bendición era Darren, un varón con su apariencia y comportamiento de su arcángel idiota. Obviamente no lo trató como su peón para mostrarle al traidor que ella también podía hacerlo, lo trató como su hijo, un niño al que criaría con disciplina, inteligencia y AMOR (cosa que los demonios no sienten, pero el traidor se lo pegó).

Lo educó y le enseñó de todo (incluso algunas travesuras que no debió enseñar), aunque era una demonio cuya apariencia la tachaba de no ser una buena madre, aunque lo era.

Daría todo por proteger y asegurarse de que a su pequeño engendro (así le decía con cariño) no le faltara nada.

Y se aseguraría de que la mocosa de esa serpiente no se le acercara ni dos metros, porque si lo hace, esta se atrevería a darle la paliza que le dieron los Duques Infernales hace tiempo, el cual decidió reportar.

—Lo que sea que haya pasado, o cambio a mi princesa de escuela o me encargo de que tu mugroso mocoso sea expulsado— dijo Crowley dando un sorbo a su vino.

—Tu maldito engendro es la que será expulsada— amenazó la demonio mosca.

—Quién sea, si me entero que tu mocoso le hace algo a mi hija, con muchísimo gusto te mato---- se tragó su copa y se pone de pie.

—No si yo te mato primero, traidor— susurró furiosa.

Ahí estaban, dos demonios amenazándose, mientras que el resto seguía viendo la escena con gracia.

—Te aseguro que fue obra del señor— dijo Ligur.

—Y hablando de rey de Roma... —murmuró Dagon con media sonrisa, al ver al mismísimo Satanás entrar a la sala.

Satanás entra a la sala, con su característico porte engreídamente altanero y elegante. Los Duques Infernales tomaron posición y dieron reverencia ante el Rey de las Tinieblas, como los súbditos leales que eran ellos.

—Bueno, al parecer no hay ningún reporte sobre algún alma en el averno, así que deben acompañarme a revisar los Círculos del Infierno— ordenó Satanás con su característica voz grave capaz de asustar a mil demonios.

Sin más que decir, tuvieron que acatar las órdenes de su señor. Y mientras que iban por los círculos del Infierno, Crowley y Belcebú se miraban de manera asesina. Al parecer, eso no quita que todavía se siguen odiando.

Tras darse cuenta, Satanás tomó rienda.

—Me han dicho mis informantes que sus hijos están en la misma escuela— habló de manera casual. —Tal parece que la Todopoderosa lo logró.

— ¿C-Cómo? —preguntaron ambos. Dejando boquiabiertos a los tres Duques Infernales que estaban atrás.

—Aunque claro, no lo hubiera logrado sin la información de los niños que yo le di— concluyó.

— ¡¿ENTONCES FUE USTED?! —gritaron coléricos el demonio serpiente y la demonio mosca.

—De hecho, fue idea nuestra— sonrío con sorna.

Y mientras tanto, veía que atrás Dagon alegremente recibía 5100 dólares y una botella de vodka de parte de los otros duques por haber ganado la apuesta.

Al parecer, el Rey de las Tinieblas también podía tomar cartas en el asunto y causar que un par de niños que no se conocían pudieran ser buenos amigos.

Ya veremos como le va a la Todopoderosa con el ángel Azirafel y el arcángel Gabriel.

😈😇The Little Hybrid😇😈 Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora