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Al actor Peter Capaldi le quedaría bien el papel de Muerte. Su complexión delgada sería excelente para el personaje.

¿Qué actor le quedaría el papel de Muerte?

Los híbridos y los Jinetes ya se encontraban en el parque St. James., que se encontraba algo vacío, sólo había unos vendedores ambulantes. Hambre tenía ganas de comprarles nuevamente dulces a los niños, pero Guerra se negó. No quería que los niños sufrieran una sobredosis o algo, y vaya a echar a perder su misión.

—Vaya, ¿de verdad está prohibido tirar basura en el parque? —se sorprende Polución al leer un letrero junto a un parterre lleno de flores.

—Sí, está prohibido. Te multan si te atrapan tirando basura, porque te harán recogerla— dice la híbrida, aún tomada de la mano por Guerra.

—Por eso hay botes de basura en todas partes de aquí, e incluso, fuera del parque— explica el híbrido a la jinete.

—Muy aburrido para mí, contaminar es más divertido— se quejó la jinete albina, haciendo que Hambre riera, que Guerra rodara los ojos y que los híbridos la miraran algo raro.

"¿Por qué le parece divertido?" Pensaban ambos niños, aún teniendo en cuenta que debían saber más sobre esos jinetes.

Siguieron caminando por las gradas donde era adornada por árboles, tomados de las manos por los jinetes. Ayleen y Darren ya no se sentían tan incómodos cómo antes de conocerla. No paraba de confundirlos con sus ocurrencias y hacerlos reír a veces.

Ya estando a punto de cruzar la última grada, de la nada, un cuervo cae al suelo abruptamente. El ave yacía en el suelo inerte, con algo de sangre manchando el suelo enlosado del parque. Aquel minúsculo suceso sorprendió a los presentes, quienes apenas habían dado el paso.

— ¿Qué mier...? —preguntó Hambre incrédulo, apenas vió a la pobre ave en el suelo.

—Unos mocosos han estado jugando con una resortera, y ésa pobre ave fue víctima— explicó Guerra, negando con falsa desaprobación a lo que acaba de pasar.

— ¿También te multan por hacer eso? —preguntó Polución a unos de los niños.

—No lo hacen, pero para protección animal, ésa acción debe ser multada— explica Ayleen, algo entristecida por el animal.

—E incluso hay padres que se dan cuenta, pero que no hacen nada por detenerlo— ése era Darren mirando a Polución.

—Sí, es cierto —le dió la razón su amiga.

—Y ahí es donde entro yo, desgraciadamente.

Dijo una voz grave y seria, que fue capaz de helar la sangre de los niños, apenas ellos la escucharon. Los Jinetes ya sabían quién era, para ellos aquella voz era absolutamente familiar. Para Ayleen sólo significaba alguien.

De pronto, frente al cuervo muerto, se materializó una figura corpórea. Era un hombre, cuya apariencia flacida y delgada causa escalofríos a los híbridos, su rostro palido y envejecido hace sonreir a los Jinetes del Apocalipsis; su cabello completamente canoso, dando apariencia a un hombre mayor; sus ojos bloqueados por lentes de sol, pero cuya mirada penetrante logra captar la atención de los híbridos; parecía el típico motociclista lider de una pandilla. Vestía un sueter de cuero negro con pinchos en sus mangas, una cadena de plata con un dije de calavera, pantalones a juego con la chaqueta, y una camisa con una leyenda en letras blancas que decía "MEMENTO MORI".

Se acercó al ave, poniéndose de rodilla. Su mano flacucha liberó un pequeño brillo blanco, mientras la acercaba al ave. De inmediato, alrededor del animal brilló, creando al cuervo cuando estaba vivo. Y los híbridos lograron ver el alma del ave, partiendo vuelo hacia el cielo.

El hombre miró hacia arriba, viendo el alma partir hasta que ya no pudo ser visible.

—La vida es así, niños, nada es eterno. Todo lo que empieza, tiene que terminar— bajó la mirada, viendo a sus compañeros tomando de la mano a los híbridos.

—Entonces... ¿usted es la "Muerte"? —preguntó el chico, algo nervioso.

—Efectivamente, "el final del ciclo de la vida", "La Parca". O como me dicen la religión católica, "La Santa Muerte" — dijo el jinete, mientras se acercaba a ellos.

—Vestido así no parece que sea la Muerte— le dice la chica híbrida.

—¿Ah no? ¿A qué parezco entonces, según tú? —preguntó de brazos cruzados, algo ofendido por lo que había dicho sobre su vestuario.

—A un rudo motociclista de pandilla, fanático del rock metal, que parece ser un casanova y un mujeriego de primera.

Hambre, Guerra y Polución no pudieron evitar reirse, éso no lo habían visto venir. Darren estaba un poco asustado por lo que estaba haciendo su amiga. "¿Qué está haciendo?" Pregunta en su mente.

El jinete poco a poco bajó los brazos, quedando boquiabierto. Miró a sus hermanos jinetes incrédulo. "¿En serio tenemos que cuidar a ésta niña?" Les dijo en su mente, los otros tres sólo se encogieron de hombros. Bajó su mirada de nuevo a la infante.

Ayleen seguía seria, mirando más atentamente a Muerte. El hombre se pone en una rodilla, cerca de la niña.

—Bueno, esta es mi vestimenta para pasar desapercibido por los mortales, pequeña. Aunque claro, hay algo que no puedo ocultar. —seguía teniendo la atención de la niña— Y tú sabes qué es.

Ella asintió, sin decir nada. —Tus ojos, las ventanas del alma.

Muerte frunció su boca, y le dió la razón. Se quitó los lentes con cuidado, y volvió a verla a los ojos.

Ayleen pudo verlo, y después, comprenderlo.

La mirada de Muerte era vacía y oscura. Su esclerótica era de color negro, tan negro que Ayleen no pudo distinguir ni sus iris ni sus pupilas en sus ojos, pero si él tuviera pupilas estaría cien por ciento segura que tendrían forma de calavera.

—Entonces, ¿usted también porta una guadaña y capucha negra? —ladeó su cabeza, algo curiosa.

Muerte sonrío y asintió, poniéndose de pie y tomando la mano de la niña. Les da una señal a sus hermanos de seguir avanzado por el parque, para poder llegar a la vieja estación del metro donde estaría esperando la Todopoderosa con los padres de los niños. Darren parecía tenerle algo de miedo, pero el Jinete lograba con alguno de sus extrañas historias, sacarle una sonrisa.

[•••]

Desde lo alto de un pequeño edificio, Athatriel veía a sus objetivos caminar por las banquetas cerca de una glorieta. Parecía no querer quitarles la vista de encima. Estaba dispuesto a lo que sea con tal de descubrir quiénes eran esos niños y por qué la Todopoderosa los cuidaba.

Dudaba un poco que requiriera los servicios de los mismos Jinetes del Apocalipsis, sonaría más creible que pidiera ayuda a un demonio o un ángel. Sin embargo, vió que no era broma.

Prendió vuelo, lo suficientemente alto como para no ser descubierto y no perderlos de vista, esquivando algunas aves por si acaso. Aterrizando en donde sea para para descansar.

— ¿Adónde los están llevando? —se preguntó a sí mismo.

Prendió vuelo de nuevo, para después aterrizar en un tejado cerca de una vieja estación de metro. Notó que los Jinetes y los niños se acercaban al lugar, decidió esperar.

De pronto sintió dos auras fuertes acercarse justo debajo de él. No necesitó bajar la vista para comprobarlo.

Aguardó en el lugar donde estaba, para que al fín algunas de sus preguntas fueran resueltas.

Estaba cerca de saber quienes eran esos niños, y que se traían la Todopoderosa y el Rey del Infierno con ellos.

"No se preocupen, queridos pequeños hibridos, pronto me van a conocer".

😈😇The Little Hybrid😇😈 Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora