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El Infierno parecía un caos como siempre, a excepción de ciertos demonios en la oficina de cierto príncipe del averno.

—Ustedes son muy lentos, ¿aún no le han dicho la verdad? —habló Dagon con los duques infernales, mientras pasaba su mano por su escamosa cara.

—Entiéndelo, Dagon, es muy difícil para nosotros explicárselo— dice Hastur, más que cansado de seguir con el mismo tema, al igual que su pareja Ligur.

—Aparte, ella ha estado demasiado rebelde últimamente. —dice el demonio camaleón algo agotado— Hemos tratado varias veces de hablar con ella, pero no coopera.

—Porque ustedes son permisivos, es obvio que no cooperará.

Y mientras ellos seguían discutiendo, dos demonios aún no quitaban su vista del papeleo que tenían en la mesa. Crowley y Belcebú estaban revisando documentos sobre almas en pena que habían sido registradas últimamente. A la vez que a cada rato, veían el reloj del celular del demonio serpiente. Tenían que ir a la escuela a recoger a sus hijos, pero debían estar ahí para recibir a su Rey, que había tenido ocupaciones en la Tierra.

De pronto, el Rey del Infierno entra, haciendo que todos se pongan de pie y hagan una reverencia ante él. Este sólo asiente y se acerca al príncipe y a Crowley.

—No se preocupen, la Todopoderosa ya envió a alguien que fuera por los niños— les informa.

Y como era de esperarse, los demonios se preocuparon. Antes de que ellos siquiera preguntaran, Satanás levantó su mano señalando con su dedo índice hacia arriba.

—Sólo miren.

Obedeciendo, ambos demonios levantaron la vista. Sin embargo, Dagon sabía a qué se refería y para desgracia, no era nada bueno.

Si Dios decidió meterse en líos, ella misma saldrá de ellos.

[•••]

Habían cruzado algunas calles, avenidas y banquetas, tomado de la mano de ellos mientras cargaban sus mochilas. Ambos niños miraban a sus alrededores, viendo a gente pasar, algunos caminando y otros corriendo en la misma dirección o dirección opuesta.

Para los híbridos les era raro algo: ¿por qué estaban caminando por el mismo rumbo, en lugar de ir en auto por separado?, ¿A dónde están yendo exactamente?, y ¿Por qué ellos se llevan muy animadamente?

Pronto se dieron cuenta de que algo no cuadraba bien.

 —¿A dónde vamos, padre? —pregunta Ayleen confundida, mientras tomaba de la mano al "demonio".

—Iremos por un helado, ¿no te gustaría uno, cielo? —le dice cariñosamente.

Ayleen dudó un poco. Ése no es el apodo que le dice siempre su padre; y generalmente, nunca la lleva a comer helado después de la escuela, sólo los fines de semana.

— ¿Por qué no tomamos el auto, madre? —pregunta Darren algo pensativo.

—Hay que dejar descansar el auto y caminar un poco, ¿no crees, amor? —responde "Beelz" sonriéndole, mientras le suelta un guiño.

Darren también dudó, notando dos cosas. Su madre siempre prefería usar la camioneta y no caminar; y jamás ha escuchado que le diga "amor".

Definitivamente, ellos no eran sus padres que conocían.

Ambos híbridos se miraron el uno al otro y no dudaron en soltarse de sus "padres demoníacos" para luego dar pasos hacia atrás. Eso llamó su atención.

😈😇The Little Hybrid😇😈 Good OmensDonde viven las historias. Descúbrelo ahora