😈😇The Little Hybrid😇😈 Good Omens

😈▪[25]▪😇

Ya tenía todo listo.

Sus poderes celestiales y demoníacos, y lo que debía saber sobre esos niños.

Tendría que ejecutar su plan éste fin de semana, cueste lo que cueste.

No le importaba si la misma Todopoderosa o el Rey del Infierno utilizaban sus ejércitos contra él, lo único que quiere conseguir es conocer a ésos niños.

—Híbridos. Ambos mitad ángel y mitad demonio. El varón, llamado Darren, hijo del príncipe del Infierno y señor de las moscas Belcebú, y del arcángel mensajero de Dios Gabriel.

Se dijo a si mismo, mientras recapitulaba lo que había investigado anteriormente.

—Y la niña, llamada Ayleen, hija del principado de la puerta del este Azirafel, y del demonio del primer pecado, Crowley. A ella es a la que necesito conocer más.

Milagreó con su magia mezclada un campo, uno lo suficientemente grande y discreto posible para que la Todopoderosa no se diera cuenta. Athatriel se encontraba en algún lugar del campo algo cerca de un bosque que, aparentemente, nadie observaba.

—Bien, tengo todo listo. Ahora sólo falta buscar el momento para poder conocerlos.

"¿Conocerlos o raptarlos?"

Reconocería esa voz donde fuera, haciéndolo sonreír con sinceridad.

— ¡Mi querido amigo, Azrael! ¿Cómo te va el trabajo, eh?

"Noto que estás alegre de oír mi voz. Sin embargo, no te creas que estás libre de mí"

— ¿Libre de ti? —preguntó curiosamente confundido.

"¿Qué? ¿Creíste que luego de reencarnarte ya no te seguiría vigilando, eh? Sabes muy bien porqué lo hago, Athatriel"

—Oh, vamos Azry, sabes muy bien que yo no le hago ni le haría daño a nadie— habló risueño el ser, cruzados de brazos con una sonrisa a medias.

"Sólo espero que no hagas lo que creo que estás planeando hacer"

—Sólo conoceré a los niños, no es nada malo Azry.

"Oh por la Todopoderosa, aún no puedo creer que voluntariamente decidiera vigilarte"

—Se que me quieres mi querido Azrael, así que no lo niegues— dice en burla Athatriel.

"Ay dios, ¿por qué te comportas como un chiquillo?"

Athatriel soltó una risilla. Si algo sabía de Azrael, era que su comportamiento quejumbroso lo hacía feliz y reír. Eso lo hacía siempre, tanta era su alegría que de inmediato se entristecía si dejaba de oír su voz.

—Bueno, creo que tengo que dejarte, amigo— dice mirando hacia arriba, esperando su respuesta.

"Lo sé, tengo mucho trabajo que hacer. Pero no olvides, yo te sigo vigilando"

Sonrió en silencio, mientras con su magia se transformaba nuevamente en una paloma. Tomó vuelo, rumbo a los hogares de los híbridos para vigilarlos más de cerca.

Tenía que hacer su movimiento, de inmediato.

[•••]

Ya era fin de semana, en el departamento de los Crowley Fell.

Eran como las 3 de la tarde de un sábado, para ser más exactos. Azirafel estaba en la cocina, preparando la comida para su familia. Crowley estaba al cuidado de sus plantas, regándolas con su dispensador de agua.

Ayleen estaba en su cuarto terminando sus tareas escolares, mientras escuchaba sus canciones favoritas de Queen.

Luego de responder su tarea de matemáticas, guarda sus útiles escolares en su mochila y se dirige al baño a lavarse las manos.

— ¡Ya está lista la comida! —avisó su papá Azirafel desde abajo en la cocina.

— ¡Voy! —respondió, aún dentro del baño.

Salió del baño y bajó rumbo al comedor, se sentó en una de las sillas. Crowley va a la cocina para ayudar a su ángel a preparar la mesa, mientras la pequeña lo ve abrazarlo. No pudo evitar sonreír.

Sin duda, una de sus historias favoritas 

Desde que tenía 6 años, ella sabía toda su historia: cómo se habían conocido en el jardín del Edén, sus encuentros a escondidas a través de los milenios, cómo habían participado en la crianza de Warlock, y sobre todo, su logro de impedir el Armagedón.

Ve a sus padres acercarse con la comida, mientras ella se pone de pie y los ayuda a colocar los cubiertos. Azirafel colocaba la comida y las servilletas, mientras Crowley colocaba las bebidas.

— ¿Vino, querido? —preguntó el ángel al ver la botella de vino tinto en la mesa.

—Sabes que las comidas no saben lo mismo sin el vino, ángel— sonríe el demonio, dándole un beso en su mejilla, provocando una pequeña risita en su hija.

Crowley ve a su hija con su brillante sonrisa, haciéndolo sonreír también. Tronó sus dedos y frente a su hija apareció un jugo de uva, haciendo que ella siseara de alegría.

—Para ti, mi nena— le da un beso en su frente.

En unos segundos, la pequeña familia estaba almorzando alegremente, entre risas y bromas. Algunas veces cantaban canciones de Queen, otras recordaban viejas historias de ellos.

La comida terminó, Ayleen había ido al baño a lavarse los dientes, mientras Crowley había ido con Azirafel a la cocina para lavar los platos.

De pronto, alguien tocó el timbre de la puerta. Crowley escuchó el timbre, y poco a poco fue acercándose a la puerta, vio por el rabillo quienes eran.

Eran Hastur y Ligur, acompañados por el mismísimo Satanás. Anthony abrió la puerta, algo sorprendido.

—Crowley, querido. ¿Quiénes tocan?— preguntó Azirafel, mientras se acerca.

—Mi señor, ¿qué pasa? —habló el demonio serpiente.

—Es Hanna— dijo el Rey de los Infiernos, preocupado.

— ¿Ehh? —preguntó confundido.

— ¡¡NO ESTÁ!! —exclamaron Hastur y Ligur al borde del llanto.

De inmediato, Crowley captó lo que estaba pasando, y los dejó entrar.

Simultáneamente, en la residencia de los Archangel-Brythe.

Alguien toca la puerta, haciendo que Gabriel vaya abrir. Beelz estaba leyendo el periódico, mientras su hijo estaba en su cuarto.

Cuando abre la puerta, su expresión era de esperarse. Afuera de su casa estaban las arcángeles Miguel y Uriel, acompañadas por la mismísima Todopoderosa. Las tres lucían angustiadas, logrando llamar la atención del príncipe.

 — ¿Mi señora? ¿Miguel, Uriel?—habló sorprendido el arcángel.

—Perdón por molestarlos, Gabriel, —Diosa fue la primera en hablar— pero necesitamos de su ayuda.

— ¿Qué pasó?

— ¡LUCIUS SE FUE! —las arcángeles exclamaron aterradas.

No pudo evitar quedar boquiabierto por la noticia, ya que no lo veía venir. Las dejó pasar.

Beelz no sabía el contexto de lo que ocurría, pero pronto lo averiguaría.