You make my heart beat like the rain
Surround me
Hold me deep beneath your weight
Electric Love - BORNS
Luján me despierta justo media hora antes del horario estipulado para acercarse al aeropuerto. Desde la estrepitosa cita fallida, solo he sido capaz de acurrucarme y llorar. Cada aniversario desde el peor día de mi vida, ya sea de una forma u otra, mi subconsciente apareció con asistencia perfecta. A veces con patadas en el estómago que recordaban al pequeño bebé, a veces con zumbidos incesantes cerca de mi oído, otras con una profunda depresión e incluso una vez, todas al mismo tiempo.
Los veintidós de octubre soy débil sin importar lo que haga. Ni siquiera el encanto de Martín y su restaurante lujoso fueron capaces de alejarme del trauma físico y emocional inconcluso.
El hombre de los mil vuelos se comportó, una vez más, como el caballero que es. Sostuvo mi mano y me hundió en su pecho el tiempo necesario para que dejara de llorar desconsolada como una niña inmadura a la que le acababan de sacar su muñeca. Le pedí disculpas tantas veces que perdí la cuenta, y él se mantuvo inamovible con esos ojos celestes del futuro para decirme que todo estaría bien y que no había razón para disculparse. A su lado, la herida por el trauma imborrable se hizo un poco más llevadera. Incluso tuvo el detalle de acompañarme hasta la puerta de mi habitación para asegurarse de que llegara sana y salva a mi dormitorio. Luján lo recibió primero muy asustada, pensando que Martín me había hecho algún tipo de daño, hasta que entendió también que el veintidós de octubre solo puedo ser yo la culpable de entrar en ese estado.
La incidencia que tiene este día para mí por momentos es abrumadora. Soy incapaz de controlar lo que le sucede a mi cuerpo y revivo mi experiencia una y otra vez como disco rayado, condenada a hacer hincapié en lo que me marcó y nunca me dejará volver a ser la persona que era.
Tal vez haya sido el resentimiento que tuve contra mamá casi toda mi adolescencia, tal vez hayan sido los trastornos que me acechaban producto de mis inseguridades, o tal vez haya sido el pequeño bebé que tuve que abortar para mantenerme con vida lo que me forjan como la persona que soy hoy. Por momentos, fuerte y segura. Otros, en tanto, solo demuestran lo débil e impredecible que puedo llegar a ser.
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El hombre de los mil vuelos ©
RomanceHace un mes que Pamela no puede quitarle el ojo a ese hombre apuesto de traje que viaja una y otra vez en el mismo vuelo donde trabaja como azafata. Como empleada de American Airlines, no debería inmiscuirse en la vida privada de sus pasajeros, pero...