I wanna cry and I wanna love
But all my tears have been used up
Another Love - Tom Odell
Miami es la ciudad de mis sueños. De tener el dinero y los ovarios necesarios para cambiar drásticamente mi estilo de vida, lo haría sin pensarlo. Pero, una vez más, no solo es el billete lo que me retiene. Ese demonio que mencionó Martín es el que nos controla en cada aspecto de nuestra trayectoria como personas incompletas y que, de alguna forma retorcida, no nos permite dar ese paso hacia delante.
—Así que me vas a abandonar por el hombre de los mil vuelos. Muy bien. Pero que no se te olvide pedirle de rodillas que te proteja con su capa de superhéroe. No vaya a ser cosa que te sientas observada por esta ciudad de depravados que quieren aprovecharse de ti —resopla Luján en su siempre brillante sarcasmo.
—Eres rara, amiga. Muy rara —río con disimulo mientras me pruebo una de las dos combinaciones de ropa que traje en mi pequeña valija.
Sé que no será mi mejor versión, pero al menos quiero estar presentable para la primera invitación que me ha hecho Martín. Bueno, sin contar la del bar. Esa fue una invitación a medias sin arreglo previo. Aun más allá de la emoción, registro cierta incomodidad palpable. De esas viscerales, que están bien arraigadas a nuestras entrañas. No logro darme cuenta de donde viene tanta perturbación teniendo en cuenta que, lejos de ponerme nerviosa, esta cita oficial es todo en lo que he estado pensando desde el vuelo.
—Sí, tienes razón. Debe ser la abstinencia, discúlpame —confirma Luján sin perder de vista su celular y tipeando a máxima velocidad.
—¿A qué le llamas tú abstinencia, señorita?
—Una semana supongo que es suficiente para que mi clítoris llore por la soledad que siente.
Fulmino con la mirada a Luján mientras me pongo los tacos. Considero hablarle sobre la incógnita de mi malestar, pero no tengo ganas de dar explicaciones que ahora mismo no soy capaz de reconocer. Por esa razón, continúo hablando con simpleza. Luján jamás sospechará.
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El hombre de los mil vuelos ©
RomantizmHace un mes que Pamela no puede quitarle el ojo a ese hombre apuesto de traje que viaja una y otra vez en el mismo vuelo donde trabaja como azafata. Como empleada de American Airlines, no debería inmiscuirse en la vida privada de sus pasajeros, pero...