28. Espirales psicológicas

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When you can't go round and you can't outrun

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When you can't go round and you can't outrun

What lies behind, what stands in front

Through the broken gates of kingdom come

I will see you again when the night is dawn

Where The Shadow Ends - BANNERS

Dejar a Martín atrás no es cosa fácil cuando promete hacer todo lo que yo alguna vez soñé tener por meses

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Dejar a Martín atrás no es cosa fácil cuando promete hacer todo lo que yo alguna vez soñé tener por meses. Siento esas últimas palabras como una despedida a la altura de su caballerosidad, pero lejos de convertirse en un adiós coherente de lo que podría haber sido nuestro amor en circunstancias distintas, sin trabajo ni mentiras de por medio.

Tras el shock inicial, supongo que ahora estoy en la fase donde no termino de caer en cuenta de todo lo que me está pasando. Es como si mi subconsciente quisiera advertirme sobre la caída que se vendrá a continuación, sobre el estalle mental no solo por volver a estar sola sino también por el estrés postraumático que va a aflorar tan pronto la adrenalina desaparezca y tenga dos segundos para recapitular que acabamos de ser parte de un ataque terrorista.

Al menos Luján está a mi lado.

—¿Te encuentras bien? —me dice cuando empezamos a descender del avión y una cantidad inconmensurable de equipos de emergencia se aproximan para darnos cuidado. La cálida brisa de Asunción choca en nuestros cuerpos sudados como un recordatorio de que estamos vivas y que el hecho de estar pisando tierra firme nos tiene que dejar agradecidas.

—Tan bien como se puede estar —respondo sujetándola por detrás en un abrazo sentido. Si me sigue odiando, lo bueno es que se está tomando este pequeño break para volver a ser las amigas que éramos.

La calma del descenso nos es arrebatada tan pronto terminamos de bajar del avión. Luján y yo somos separadas para que puedan hacernos un chequeo físico y psicológico general, en donde percibo un descontrol para el cual el aeropuerto no está preparado. Algunos pasajeros gritan, otros corren del terror de volver a ser recluidos en un espacio donde podrían haber volado en pedazos, mientras un puñado simula templanza. Parte de los paramédicos se divide para hacer un reconocimiento por la aeronave y desaparecen en su interior para retirar el cuerpo del agente de seguridad, el copiloto y el terrorista fallecido. Agradezco que, además del desaparecido Martín que nadie más ha vuelto a ver tras el aterrizaje, no haya más heridos.

El hombre de los mil vuelos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora