17. Disney y algo más

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And for every song, there's a song we're not singing

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And for every song, there's a song we're not singing

For every step, there's a step we're not taking

So let me know if there's something I'm missing

'Cause this is all I need

Always - Isak Danielson

La inmensidad del estacionamiento de Magic Kingdom es lo primero que llama mi atención en cuanto Martín aparca el Mercedes en uno de los tantísimos lugares disponibles

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La inmensidad del estacionamiento de Magic Kingdom es lo primero que llama mi atención en cuanto Martín aparca el Mercedes en uno de los tantísimos lugares disponibles. Las voces de los empleados dándonos la bienvenida para indicarnos hacia donde tenemos que ir me parece alucinante en materia de servicio al cliente. Sus sonrisas ilustres no son nada comparado con la amabilidad y educación que muestra cualquier otro tipo de empresa. Me llenan de alegría con la magia de sus voces y la felicidad que contagian.

Jamás había estado en Disney. Las fotos, los videos y las experiencias contadas por terceros no le hacen justicia a lo que estoy viviendo. Ni siquiera estoy en la entrada y es posible que ya se trate de los momentos con mas goce en mi vida. ¿Cómo podré olvidar en el futuro que fue Martín el mismo que me dio esa posibilidad?

—¿Te gusta? —dice cuando comenzamos a caminar hacia uno de los trencitos que nos llevan a la entrada del parque. Me da mucha gracia que vaya de saco y anteojos cuando hacen como veinticinco grados y no se está acercando a una cena formal sino a Magic Kingdom.

Entiendo que es tanto mi regocijo, disfrute y alegría que me es imposible pretender cierta distancia o enojo con Martín. No puedo ser chocante cuando mi cuerpo emana tanta vigorosidad que lo único que quiere es sonreír hasta que se me cansen los músculos.

Martín es igual de cauteloso que siempre y ni siquiera atina a rodearme con sus brazos, por lo que le doy el voto de confianza que necesita para que entienda que está todo bien entre nosotros y le tomo la mano como una niña de cinco años.

—Gracias por traerme aquí. Me encanta —comento dándole un beso dulce en la mejilla, que él agradece con una sonrisa ladeada—. ¿Puedes decirme por qué siempre vas vestido tan formal?

El hombre de los mil vuelos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora