[14] Beso.

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Gerardo

Luego de hablar con mi familia volví a casa, pensaba contarle lo bien que me había ido a Grecia, pero no estaba por ningún lado y empecé a preocuparme, porque seguramente había pasado algo para que no estuviera por ningún lado. ¿Y si se había ido para hacer algo...? No quería pensar que se había hecho daño, ella dijo que estaba bien, ya no quería terminar con su vida, no, ella debía estar bien. Saqué mi celular para hacer una llamada, pero luego recordé que ella no tenía celular, mierda, debí comprarle uno, así sabría dónde estaba. Me senté en el sillón grande y me quedé ahí, con la mente en blanco, sin saber qué hacer y sin poder pensar claro lo que estaba pasando. Sólo esperaba que estuviera bien, no quería que nada malo le pasara, no, no después de todo.

Escuché que la puerta se abrió y me levanté de un salto, me encamine hacia la entrada y ella estaba ahí. Sin decir una sola palabra me acerqué y la abracé. Ella no respondió a mi abrazo, sólo se quedó quieta, yo acaricié su cabello, me separé de ella y la vi de pies a cabeza, estaba bien y completa.

—¿Por qué estás tan raro? —frunció el ceño.

—¿Dónde estabas? Me preocupé por ti.

—Te dejé una nota.

—¿Dónde? —fuimos a la sala y debajo del jarrón que estaba sobre la mesa de centro, estaba un papel—. Oh, no la vi.

—Ciego —se dejó caer en el sillón y leí la nota, decía que había ido a ver a su prima.

—Espera, ¿fuiste a ver que tu prima? —asintió—. Ay por Dios, la policía debe estar en camino, seguramente la desfiguraste —me dejé caer a su lado.

—Gerardo, no hablo de esa prima, es otra, una a la que sí le importo.

—Que alivio, porque ya me veía en las noticias dando mi testimonio de los hechos —lanzó una carcajada.

—Estás bien baboso —recostó su cabeza en mi hombro.

—¿Y cómo te fue? —le pregunté mientras rozaba su cabello con mi cara, aunque algunos mechones se pegaban a mi barba.

—Mejor dime tú primero cómo te fue con tu familia —suspiré y una sonrisa se hizo presente en mi cara.

—Todo está bien, a pesar de todo ellos, digamos que me volvieron a recibir —reí un poco—. Se sintió bien volver a abrazarlos a todos y hablar con ellos, escucharlos, echar carrilla —ella río y me vio—. Todo está bien y... mi mamá quiere conocerte —frunció el ceño.

—¿Por qué? —me encogí de hombros.

—Le hablé de ti y ella quedó encantada con el hecho de que hayas convencido a este cabeza dura de volver a casa. Así que quiere conocerte —me encogí de hombros.

—Ay por Dios, no sé si esté lista para tal cosa —se quedó pensativa—. Hay algo que tú no sabes, yo no soy buena socializando y capaz termino cayéndoles mal.

—Eso no va a pasar, eres muy linda, loca, pervertida y muchas cosas más, pero linda y agradable —pasé mi mano por su mejilla—. Les vas a caer bien, es más, podría asegurar que van a amarte.

—Bien, no estoy segura, pero igual hay tiempo para mentalizarme, ¿no?

—Iremos cuando te sientas lista, ¿te parece bien? —suspiró.

—Está bien —volvió a acomodarse a mi lado.

—Ahora cuéntame de tu prima, ¿cómo te fue?

—Bien, bueno, más que bien, hablar con ella me relajó y me hizo darme cuenta que si le importo a alguien, ella y los niños estaban muy felices de verme, un poco antes de venirme habló su esposo y ella le contó que yo estaba ahí, que estaba bien y él también se alegró.

—¿Ya lo ves? No importa que tan gris se ponga todo, siempre habrá algo de color en algún lugar. En este caso, sin importar lo que hayan hecho tus padres y esos dos, habemos personas que te queremos y mucho.

—Y yo te quiero a ti, mucho —se giró y me abrazó fuerte—. Por cierto, mi prima es como tu fan o algo así, incluso dijo que habían querido tenerte en su boda, pero no alcanzó el presupuesto.

—¿Ah sí? —asintió—. A ver cuando la conozco para cantarle algo, ¿no?

—Sí, se pondría muy feliz.

—Oye, ¿y cómo se te ocurrió ir donde ella?

—Me cree que una cuenta de Facebook y vi que me había estado buscando, así que fui donde ella.

—Oye, de haberlo hecho antes te habrías ahorrado toda esa tristeza que sentías pensando que nadie de tu familia te quería, eh... Aunque el lado bueno es que estuviste conmigo —sonrió.

—Así es, porque no cambiaría nada de lo que he vivido estos días a tu lado, Gera —ambos nos quedamos viendo un  momento, sin decir nada, sólo en silencio.

—Me alegra que pienses así —dije luego de un momento.

—Gracias por todo —se acercó a mí rostro, sus labios quedaron muy cerca de los míos, podía sentir su aliento sobre mi cara y un momento después... pude sentir sus labios cálidos y suaves sobre los míos.

Respondí a su beso con la misma calma que ella me lo estaba dando, me gustaba tenerla cerca, me gustaban sus labios, el sabor de sus besos, el calor de su cuerpo... me gustaba.

—Sobrios es mejor —dijo cuando terminó el beso y se separó un poco de mí. Algo en lo que yo no estaba de acuerdo.

—Sí, es mejor —carraspeé. No sabía qué más hacer o qué decir.

—¿Tienes hambre? —la vi—. Yo tengo hambre.

—Vamos a comer a algún lugar entonces.

—Sí, vamos —se puso de pie y me extendió la mano—. Levántate de ahí, Ortíz —tomé su mano y me ayudó a ponerme de pie—. ¿A dónde iremos?

—Tú sígueme y listo.






Al terminar nuestra comida, pedimos un postre y una botella de vino, la noche a penas estaba empezando, así que aún no teníamos intenciones de volver a casa.

—Cuando mi prima consiga mis ahorros y mis documentos pienso buscar un lugar donde vivir —detuve la copa a medio camino de mis labios.

—¿Por qué? —dejé la copa sobre la mesa.

—Porque no puedo seguir viviendo a costillas tuya en tu casa, debo buscar algo que hacer con mi vida —sonreí.

—Está bien que te hayas animado a hacer algo con tu vida, pero no tienes que irte de casa.

—Pero...

—Hey —extendí mi mano sobre la mesa, ella la vio y puso la suya sobre la mía—, me gusta que vivas conmigo, nunca me había gustado estar tanto en mi casa, hasta que tú empezaste a vivir conmigo —sonrió.

—También me gusta vivir contigo, pero no sé si deba quedarme, no quiero ser un estorbo en tu vida... —me puse de pie y me acerqué a ella, sin decir nada, sólo me acerqué a su rostro y la besé.

—No eres un estorbo en mi vida, créeme, eres importante para mí —le di otro beso—. Quédate conmigo.

Dos Extraños [Fanfic] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora