[6] Tequila.

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Gerardo

Cuando estuve listo bajé las escaleras y me sorprendí al ver a Grecia ya lista, estaba de espalda y pude verla mejor, viéndola con ropa más ajustada, porque llevaba un vestido que se ajustaba a su cuerpo, no estaba nada mal, sí, no tenía mucho trasero, pero tampoco estaba plana como una tabla. Carraspeé y ya se giró a verme.

—Hey, ¿cómo te vestiste con una sola mano? —me preguntó.

—No fue fácil y ni siquiera pude terminar de hacerlo.

No había podido atarme los cordones de mis zapatos y tampoco pude ponerme el cinturón, con lo demás aunque había batallado, lo había logrado.

—Déjame ayudarte —se acercó y me llevó hacia las escaleras, me indicó que me sentara en uno de los primeros escalones y se agachó para atarme los cordones.

—Gracias —le dije cuando terminó—. De no ser por ti, seguramente me habría caído y roto más huesos.

—Probablemente —me puse de pie—. Déjame ayudarte con el cinturón —suspiré.

—Bien, am, es raro —se acercó a mí tomó ambos lados del cinturón y empezó a acomodarlo.

—¿Está bien ahí? —asentí. Lo ajustó y me vio—. No tuvo nada de raro, fue como vestir a los hijos de mi prima —se encogió de hombros.

—Créeme que no es lo mismo —ella rio y yo también—. ¿Nos vamos? Ya tengo hambre.

—Sí, yo también.

Salimos de la casa y pedí un Uber, por mi mano yo no podía conducir y ella no tenía su licencia.

—¿Cómo piensas hacer para tener de nuevo todos tus documentos? —vi hacia mi derecha, donde ella iba sentada.

—Ni siquiera estoy convencida de si aún quiero vivir, en este momento eso es lo de menos.

—Después de comer los tacos que vamos a comer ahora, vas a querer seguir viviendo —me vio y sonrió.

—¿Acaso sólo piensas en comer? —negué.

—No siempre, a veces pienso en hacer música también —rio. Me gustaba hacerla reír por todo lo que estaba pasando, distraerla un poco de toda la mierda que era su familia.

Llegamos a mi lugar favorito de tacos en Los Ángeles, bajamos del auto y entramos a este, luego de saludar al dueño, quien era amigo mío, nos dieron una mesa y ahí esperamos que nos sorprendieran con lo que nos llevarían. Sabía que ahí todo era excelente, así que no preocupaba por nada.

—Bonito lugar —dijo Grecia mientras veía la decoración.

—Sí, es mi lugar favorito para comer tacos, al menos acá.

Un rato después, que estuvimos hablando de cómo había conocido el lugar y qué otros lugares me gustaban, nos llevaron varios tacos, para cada uno.

—A comer —le dije.

—No sé si podré con todo esto, pero voy a intentarlo —empezamos a comer.

Un rato después, ambos terminamos y reí al ver que sí se había comido todo.

—¿No que no? —bromeé.

—Creo que me enamoré de este lugar, no me cabe nada más, pero me encantó todo —sintió satisfecha.

—¿Qué tal un tequila? —levanté ambas cejas.

—Oh no, yo no tomo, nunca en mi vida he tomado.

Dos Extraños [Fanfic] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora