DIECINUEVE - UNA CENA PECULIAR

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Narra Meliodas

Me encontraba en mi habitación arreglandome pues Baltra me había invitado a una cena...para devolverme el dinero que me había robado y pedirme perdón, ya hasta me había olvidado de eso, pero lo que me aterraba y ponía nervioso era que vería a Elizabeth...debo tratar de evitarla. Si. Eso haré.

A los 10 minutos termine de arreglarme para ir hacia mi auto y conducir a casa de los Liones, tenía puesto una chaqueta de cuero con un suéter con cuello de tortuga. 

Al llegar a mi destino entre a la mansión donde el primero en recibirme fue Baltra con esa sonrisa hipócrita y más hipócrita seria su hija.

- Baltra: Meliodas bienvenido Es un placer tenerte aquí

No le prestaba mucha importancia a lo que Baltra decía hasta que unas dolorosas palabras...

- Baltra: En unos minutos conocerás a mis 3 hijas y el prometido de una de ellas - al decir eso 2 chicas bajaron y se presentaron ante el rubio y al momento de bajar la hija menor el rubio no pudo evitar sentir rabia ante la escena que veía: su "exnovia" venia tomada de la mano con un hombre de cabellos color ceniza, era alto, pero Meliodas pudo notar que Elizabeth no estaba feliz con su prometido ¿y que me importa? Pensaba en rubio y al momento en que cruzaron mirada las lágrimas amenazaban por salir de parte de la albina pero se vieron interrumpidas.

- Starossa: es un placer conocerte Meliodas.

- Elizabeth: mucho gusto Señor Meli-

- Starossa: ella es mi prometida Elizabeth, y también está encantada de conocerte.

- que mal educado! Ni siquiera dejó hablar a Elizabeth, y al parecer es costumbre que este hombre la trate así porque nadie dice nada, todos son unos hipócritas. Luego nos sentamos en la mesa y ese tal Starossa siempre trataba de tocar a Elizabeth pero ella se negaba y tenia una mirada fría y luego este idiota comenzó a oler su cabello!

 Luego nos sentamos en la mesa y ese tal Starossa siempre trataba de tocar a Elizabeth pero ella se negaba y tenia una mirada fría y luego este idiota comenzó a oler su cabello!

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Yo era el único que podía oler su cabello...que podía tocarla...que podía acariciar su rostro...que podía hacerla mía...pero veo que eso ya no es posible
, apenas termino la comida me despedí rápido pues no quería pasar ni 1 minuto más en esa casa, cuando ya estaba en mi auto pude ver a Elizabeth asomada en la ventana viendo hacia la luna pero su mirada era...vacía

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