28. Kaneki Ken

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Si tan solo supieras que nada de esto fue tu culpa, solo eras un niño amable al que amaba, no quiero verte llorar ni rogar por tú vida. Quiero verte crecer y disfrutar de la vida, ojalá en algún momento puedas ser feliz amor mío.

Nos conocíamos desde niño, el era mi vecino tímido y yo era la vecina intranquila.
La primera vez que le hable fue porqué era nuevo en el vecindario y se limitó a decir en un susurro "Me llamo Kaneki Ken".

Mi enfermedad no me permitía sentir dolor alguno, era cómo si nunca pudiera ser el tacto de algo en mi piel y dentro de ella por lo que constantemente me lastimaba sin darme cuenta.

El me protegía, me cuidaba de no lastimarme involuntariamente. Constantemente le escribía cartas, en ellas le expresaba con pasión mis sentimientos hacia el, mi sueño siempre fue ser escritora por lo que mis cartas no eran tan malas, hasta parecían poesía pura y cursi, algo no muy sanó para algunos.

Me limitaba a observalo desde lejos, su postura y su tierna sonrisa, su forma de ser era la más pura y sincera. Hide siempre me apoyo para contarle mis sentimientos pero yo era demasiado tímida en ese ámbito.

Si tan solo hubiera tenido más valor en ese entonces.

Después de años juntos riendo y llorando, el se enamoró de una chica de cabello morado, lindo rostro y hermosa complexión. Yo simplemente era una chica baja y delgada, demasiado plana y sencilla. Kaneki la invito a salir y ella acepto, aún sabiendo que me hería los observaba de lejos hablando de libros y comiendo golosinas con café.

Caminé en silencio entre la multitud dispuesta a por fin darme por vencida en este tonto juego del amor, cuando observé una sombra frente a mi, un Ghoul de gran tamaño estaba comiéndose a una señora frente a su retoño, la imagen era asquerosa y dolorosa. Simplemente tomé a su pequeño en brazos y me dispuse a correr protegiendo al menor a toda costa.

Corría entre las calles oscuras hasta que llegué a un callejón sin salida.

-¿A dónde crees que vas con mi cena linda? No toques lo que no es tuyo.

-Yo no...

《No puedo hablar... tengo miedo》

-Si me das al pequeño prometo dejarte ir, solo damelo.

-Yo... tenga.

Pensaba acercarme y darle un buen golpe que al menos lo distrajera, de mi bolsillo saqué gas pimienta para lanzarselo a los ojos, antes de darle al pequeño ejecute mi plan y comence a correr aún con el niño en brazos mientras el monstruo nos perseguía, corrí hasta el cansancio, sabía que estaba sangrando pues liquidó caliente corría por mi espalda pero al no sentir dolor no pensaba parar.

Fue entonces cuando dos hombres de gran tamaño con un maletín en mano me salvaron, yo perdí la consciencia antes de casi morir.

Recuerdo despertar en un gran hospital, los mismos hombres entraron a mi cuarto para interrogarme por el Ghoul mientras yo narre mi versión.

-Fuiste muy valiente, no te detuviste en ningún segundo a pesar de todas tus heridas.

-Eso es por mi enfermedad señor, no me permite sentir dolor físico.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora