1.Yugi Amane

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Un día normal en la escuela, me encontré a mi misma reflejada en un espejo. Lloraba desconsoladamente, pues de nuevo todo salía mal, el bullying no es algo que te debas tomar a la ligera.

《Solo es un juego de niños》

Por supuesto que no lo era, las marcas en mi cuerpo eran símbolo de ello, nadie tiene derecho a lastimarte por nada del mundo. Pero ellos se hicieron de oidos sordos y comenzaron a molestarme, al principio eran comentarios hirientes mas sin embargo terminaron siendo golpes físicos.

Después de lavarme la cara, salí del baño. No había nadie en los salones pues ya era demasiado tarde, sin embargo escuche un ruido proviniendo de un salón, habían tirado algo por error y el ruido habia resonado por los pasillos.

Seguí el ruido hasta saber de donde provenía, un pequeño chico se encontraba recogiendo la banca que había tirado.

Un chico de lindos rasgos se encontraba frente a mi, tenía algunas vendas en sus brazos y parches en su cara. Por un momento pude verme reflejada en el, se veía igual de miserable que yo.

Al irme, hice ruido por lo que el se percato de mi presencia.

-¿Quién esta ahí? -su voz temblorosa me recordaba a mi.

-Parece que me atrapaste- dije rascandome la cabeza en símbolo de vergüenza.

-No deberías de estar aquí, es muy tarde.

-Deberia de decir lo mismo... -un silencio se hizo presente en la sala- ¿Oye estas bien? - dije señalando sus heridas.

No dijo nada y sin embargo se puso nervioso.

-Y-yo... ¡tengo que irme!

Después de ese encuentro comencé a buscarlo por las tardes, miles de conversaciones se hacían presentes. Entre nosotros no había nada que ocultar, no contábamos nuestros problemas pero los dos nos conocíamos mas de lo que parecía, eramos idénticos.

-Amane ¿alguna vez has querido desaparecer?

-Si te dijera la verdad... lo he pensado millones de veces.

-Te entiendo... pero por alguna razón cuando estoy a tu lado lo menos que quiero es desaparecer.

-Yo también- el silencio reino en la sala hasta que el hablo- ___ ¡mira! - de su bolsillo sacó una roca- ¿Me creerías si te dijera que esta es una roca lunar?

-Depende... yo creería lo que tu creyeras, ¿donde la encontraste?

-Cayo del cielo, justo frente a mi- un brillo permanecia en sus ojos- Si los dos creemos que esto es una roca lunar... significa que lo es.

Tomé su mano para después salir a el patio de la escuela, no dije nada solo quería llevarlo al patio. Cuando llegamos sin soltar su mano grite.

-¡Amane será el primero en tocar la luna!

-___ No hagas eso, es vergonzoso.

-¡Amane se convertirá en el mejor astronauta del planeta!

-¡___!

-¡Vamos! Grita conmigo.

Entre juegos y discusiones terminamos gritando nuestros mas profundos deseos. Esa tarde fue de las mejor que alguna vez tuve, sin embargo no todo podía ser felicidad.

Una semana después mamá salió positiva al cáncer, sin ser detectado a tiempo solo le esperaba la muerte. Deje de ir a la escuela para cuidarla y quedarme a su lado lo que le restaba de vida.

No le dije nada a Amane, no sabía nada de el, ni donde vivía, NADA.

Después de un año las noticias llegaron a mi, su muerte fue la más impactante de las noticias. Perder a dos personas importantes para ti era la peor de las tragedias.
Regrese a la escuela y las personas actuaban como si su muerte no importara, el solo era una persona invisible para todos.

Desde ese momento me quedaba por las tardes a hablarle a la nada, solo quería que el estuviera ahí para escucharme. Finalmente decidí ir a la azotea dispuesta a terminar con mi vida, ¿qué sentido tenía vivir si no era feliz?

Coloqué mis zapatos en el borde de la barda, salté la barda y desde la azotea observe al cielo.

Si existía otra vida me gustaría hablar con Amane otra vez.

Una luz se hizo presente y pude escuchar una voz.

Ese mismo día fue cuando hice un trato con Dios, yo vería a Amane otra vez, pero tendría que cumplir las peticiones de Dios.

Fue así como el misterio número ocho fue creado.

El misterio secreto, uno casi inexistente, nadie podía verme a menos que eligiera el suicidio.

El misterio encargado de los suicidios en la escuela.

Conocí a Hanako-kun, el había abandonado por completo su pasado por lo que no me recordaba, sin embargo, mientras lo pudiera ver y estar a su lado todo estaba bien.

Llego una chica llamada Yashiro Nene, comenzaba a hacer feliz a Hanako y eso me alegraba de cierta forma.

Tal vez no este cerca tuyo y no sea capaz de estar a tu lado, pero... mientras seas feliz yo podré descansar en paz.

Esa misma tarde, después de ese pensamiento, por última vez en mucho tiempo sentí esa calidez abrazarme, arroparme y acogerme.

Esa tarde el misterio número ocho se esfumó.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora