24.

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Vamos a despertar a los vecinos.- lo reto al cerrar la puerta principal fuerte.

Que me importa.- dice acorralándome en ella.- lo que me importa ahora es cumplir con lo que te dije hoy.- dice pegándose a mi. Mil millones de cosas empiezan a pasar por mi cuerpo.

Y que me dijiste.- digo haciéndome la tonta.

No lo recuerdas.- pregunta y niego.- pues lo vas a descubrir ahora.- suelta y me besa con fuerza.

Un beso que rápidamente correspondo. Sus manos recorren rápidamente mi cuerpo y en un segundo mis piernas están enroscadas en su cintura. Camina conmigo encima y caemos en el sillón.

Quieres que vayamos a la habitación.- dice cuando termino de desabrochar su camisa.

Eso puede ser para después.- le digo y sonríe.

Me gusta tu idea, me gusta igual que tu.- dice besando mi cuello y arqueo un poco mi espalda.

La ropa desaparece por algún lugar de aquella sala. Nuestros cuerpos no tardan en entrar en calor. Y esta parece ser el comienzo de una gran madrugada o de lo quedaba de ella y aquello que me había dicho horas atrás en mi oído se cumple. Y no por haberle dicho que pare, sino que nuestros cuerpos piden descansar luego de tanto amor, besos y pasión.

Noo.- digo riendo cuando él trata de morder mi hombro.- basta.- suelto.- me haces daño.- le digo.

Ohhh la carita.- dice agarrando mi cara.- es la venganza o en realidad me quedo corto con lo que tú me hiciste.- suelta y rio.

Yo.- pregunto.- no sé de qué estás hablando.- digo y ríe para luego sonreír.

Me has mordido.- dice.

La boca.- suelto rápidamente y ríe irónicamente.

Si, la boca, claro.- suelta y reimos.- luego cuando yo te hago algo no te la aguantas.- dice y me lanzo encima de él enterando mi cara en su cuello.

Que bien hueles.- suelto y beso su cuello.

Mmm.- dice el riendo y me separó. Me mira detalladamente. Me mira fijo. Y eso me hace poner nerviosa.

Que, qué pasa.- suelto riendo nerviosa.

Estás guapa.- dice y miro hacia otro lado.- es que son las 7 de la mañana y tú estás guapisima, como le haces.- pregunta.

Calla hombre.- le digo tapando su cara.

Ay que se pone roja la niña.- dice y rio por como me lo dice.- ay ella.- me jode.

Bastaaa.- le digo y me abraza llenándome de besos.- te vas a ir a dormir al sillon.- lo amenazo.

Es una amenaza.- pregunta y se pone encima mio.- tu me estás amenazando a mi.- pregunta canchero.

Sabes que contigo puedo hacer lo que quiera.- digo de igual manera.

Bueno en eso tienes razón, tú mandas.- suelta y sonrió.

Eso ya lo se cariño, pero que bueno que tú lo sepas.- digo y muerde su labio.

Que te haces.- dice.- las horas sin dormir te están afectando.- dice y suelto una carcajada.- mejor duerme.- suelta.

Primero dame un beso.- le digo y sonríe para luego juntar nuestras bocas.

Auchh.- dice al separarnos ya que tiré de su labio.

Te encanta que haga eso.- le suelto.

Me pone.- suelta y se acuesta a mi lado.- y mucho.- dice mirándome.

Si.- pregunto mirandolo.

Basta o no dormirás hasta el mediodía.- dice y sonrió.

Bueno vamos a dormir.- digo y me acomodo bien a su lado.

Buenos días.- suelta y me hace reír.

Que idiota.- suelto y el besa mi mejilla.

Su brazo para por mi cintura para finalmente dormirnos. Había sido una noche de festejo. La habíamos pasado demasiado bien en la discoteca y luego seguimos con nuestro festejo intimo. Lo miro y me acercó un poquito más a él para dejar un corto beso en sus labios.

Te quiero.- susurro al separarnos y en sus labios se forma una sonrisa.

Y yo.- dice pegándome más a él.

Creo que él logra dormirse primero, yo me dedico a mirarlo unos minutos detalladamente. Cuando siento que ya no doy más del cansancio me acurruco más a él. Empiezo a despertarme pero no logro moverme. Mi cuerpo duele, cada parte de él duele y incomoda. Siento frío, demasiado. No hace falta abrir los ojos para saber que la fiebre se apoderó de mi cuerpo.

Hugo..- suelto y abro apenas los ojos.

Mmm.- suelta. Está dado vuelta y no me ve.

Creo que tengo fiebre.- suelto.

Que.- dice sin entender dándose vuelta.

Me siento mal.- susurro.

Siento como se reincorpora rápidamente y su mano pasan por mi cara.

Mierda, estás ardiendo.- suelta y cierro mis ojos.- voy a buscar algo para que comas y así puedes tomar algo para que baje, si.- lo escucho y solo asisto.

Siento como deja un beso en mi frente. Quiero moverme, pero mi cuerpo duele. Sabía que si me enfermaba me agarraba el doble de peor. Logro levantarme para ir al baño, pero camino despacio, no tengo fuerzas, mis músculos duelen. Vuelvo a acostarme luego de ir al baño y haberme lavado un poco la cara. No sé cuánto tiempo pasa, pero el vuelve a aparecer.

Te he traído un sándwich, es lo más rápido para que llegues tu estómago.- dice sentándose a mi lado.

No tengo hambre.- digo mirando aquel sándwich y acaricia mi pelo.

Debes comer algo para poder tomar algún medicamento.- suelta y asisto, tiene razón.

Como lo que me trajo y luego de acabar aparece con una botella de agua y la pastilla.

Debería irme a mi casa, no quiero contagiarte.- suelto.

No vas a contagiarme.- dice sonriendo.- tranquila.- dice.

Tengo mucho frío.- suelto.

No puedo darte otro acolchado, te va hacer mal, ya va a bajar.- dice y me acurruco.

Todo se vuelve negro. He vuelto a dormirme. Me levanto una hora después, Hugo no esta a mi lado. Un pinchazo en mi cabeza aparece haciéndose insoportable.

Joder.- digo cerrando de nuevo mis ojos.

Me levanto despacio y voy en busca de él, no sé donde dejo el termómetro para verificar cómo iba todo.

Amor, como te sientes.- dice al verme y viene hacia mi.

Me duele mucho la cabeza.- llorisqueo un poco.- me esta matando.- digo.

Ven, vamos a acostarte de nuevo.- dice abrazandome por la cintura mientras volvemos a la habitación.- estás igual.- dice al rato al sacar el termómetro.- voy a llamar a un médico.

Por favor.- susurro.- no aguanto más.- digo agarrando fuertemente mi frente.- me duele mucho Hugo.- digo.

Hey tranquila.- dice agarrando mi mano.

Me duele.- digo y siento algunas lagrimas caer.

Mierda, Eva, amor, mírame.- dice y lo hago.- ya van a venir a verte, tranquila.- suelta acariciandome despacio.

Amor..- susurro y tan solo lo miro.

Que.- dice al ver que no sigo. Mis ojos empiezan a cerrarse, empiezan hacerse pesados sin poder controlarlo.- Eva.- lo escucho.- joder Eva contéstame.- y cada vez lo escucho más lejos.- amor.- dice.- mierda Eva, reacciona.- y es lo último que escucho.

Todo se volvió profundamente negro para mi y para él creo que también.

Una esquina de Madrid. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora