25. La conquista

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Aún siento mi cuerpo temblando ante la intensidad de sus palabras, se me acaba de hacer el culo coca cola de ganas de sentirlo mío, duro y ardiente clavado en lo profundo de mi cuerpo. Mis ganas de sexo totalmente dormidas durante tanto tiempo, me golpean en forma de una dolorosa y temblorosa polla dura.

-¿Cuándo será eso? -Susurro, relamiéndome los labios, ansioso por ser arrastrado al dormitorio que compartimos.

-No lo sé muy bien. -Me dice tranquilo, sonriendo como si fuera consciente de lo que sus palabras me causaron. -Pero no seas impaciente, antes quiero consentirte y sorprenderte, hay tiempo para todo lo demás.



Ha pasado casi una semana de esa conversación, las cosas entre nosotros no han cambiado mucho más allá del dormir siempre juntos, todas mis cosas las llevamos y colocamos en su dormitorio, nos damos algún que otro pico y muchos abrazos, pero ni siquiera he sido besado de verdad, no conozco el sabor de su boca, ni como son los besos que da. 

Con Rubén parece que la conversación aclaró todo y solo tratamos los temas estrictamente laborales, tienen que trabajar y finalizar algunas de las obras, porque el invierno se acerca a pasos agigantados y la nieve aquí imposibilita la posibilidad de trabajar, en unas semanas se van para regresar cuando el deshielo.


-Hola cariño, por fin llegas. -Sebas me abraza y me lleva a la sala para hacer que me siente sobre él. -Tengo algo preparado para este fin de semana.

-¿El qué? -Pregunto ilusionado mientras me acomodo entre sus brazos.

-Es una sorpresa, pero tienes que decirle a Rubén que desde el viernes hasta el lunes no estás disponible. -Sus nariz acaricia mi mejilla, sus manos frotan mi espalda y yo tendré que ir al baño para hacerme otra paja más. Llevo toda la semana teniendo que pajearme, me siento igual que cuando era un adolescente, es ver a Sebas y ponerme como un mono en celo.

-¿Qué ropa pongo en mi maleta? -Le digo tratando de sonsacarle información.

-De eso no debes preocuparte, aprovecharemos para ir de compras. -Me muerde juguetón la oreja y entonces me suelta para levantarse. -Tengo trabajo que hacer, en dos horas o así estaré disponible.

Le veo ir a su despacho, por lo que yo, frustrado me voy a nuestro dormitorio, me quito toda la ropa y comienzo a tocarme, no estoy hecho para soportar una relación platónica.



Tras el viaje en tren, para mi sorpresa nos hospedamos en el grandioso y carísimo hotel Palace. Sé que Sebas tiene mucho dinero, pero como vive de una manera tan frugal, no lo tengo en cuenta y al ver que nos hospedamos en la suite más sorprendido estoy.

Dejamos las maletas y nos fuimos a la zona comercial de la ciudad, compramos mucha ropa de abrigo que necesitaremos próximamente, pero también me hizo comprar cuatro trajes muy elegantes. Almorzamos algo ligero y seguimos haciendo algunas compras más. 

-Gaby, son las seis, volvamos al hotel para arreglarnos. -No pregunten, hace algunos días comenzó a llamarme así y no sé porqué pero me encanta, hace que mi corazón se acelere y me sienta muy cercano a él.

-Me cuentas donde iremos, por favor. -Coge un taxi, estamos cargados de bolsas para ir caminando al hotel.

-No, lo único que te digo es que iremos a cenar a un restaurante elegante, por lo que tendrás que estrenar uno de los trajes. -Me guiña el ojo juguetón mientras le da la dirección al taxista.


Nos bañamos cada uno en un baño distinto y nos arreglamos en habitaciones separadas, cuando nos encontramos en la sala me quedo extasiado al ver al hermoso hombre frente a mí. Sus ojos aguamarina resplandecen mientras me mira, parece que sus ojos me acarician.

En busca del placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora