Llevo tres días en el pequeño pueblo de mis abuelos, al ver que se preocupaban mucho si me quedaba en casa leyendo, decidí planear mis días para salir durante toda la mañana y la tarde, solo volviendo a almorzar y ya por la noche, cosa que les parecía bien y pensaban que me estaba divirtiendo.
Iba en bicicleta a todas partes, me la habían prestado unos amigos de mis abuelos, era de sus nietos. Por la mañana me apunté a natación en la piscina del pueblo, al menos el monitor que nos enseña está bien bueno y mis ojos se entretienen con su cuerpo atlético y maravilloso, de cara es muy feo por lo que nunca suelo subir de su cuello, a no ser que hablemos.
Por las tardes suelo ir a la pequeña biblioteca, nunca hay nadie, es tranquila y tiene aire acondicionado. Durante estos tres días estuve solo con la señora que trabaja aquí, pero empezó a venir un chico de veintitantos y ya no me puedo concentrar en los libros.
Alto, delgado, su piel negra azabache, grandes ojos negros, pelo rizado, piel tersa, sus músculos algo marcados, no trabajados como el monitor de natación, es tan sensual, atractivo y sexy que me paso la tarde observando su cuerpo, escondido tras el libro y después por las noches me pajeo pensando en él.
No he pensado en hacer ningún acercamiento ni nada con él, porque es un hombre y sus hormonas no están desatadas, no sabría como engatusarlo. Tras una semana fantaseando con él, me siento desfallecer de las ganas que tengo de que me folle.
-Gabriel antes de salir corriendo, ¿puedes hacerme un favor? -Últimamente almuerzo y salgo corriendo a la biblioteca esperando ver a mi adonis.
-Claro, ¿qué necesitas abuela?
-Es para que lleves este queque. Este vecino es muy amable y cada vez que necesitamos arreglar algo o cambiar una bombilla, nos hace el favor. Como no acepta dinero, suelo darle cosas así una vez a la semana.
-Dime donde lo llevo.
La casa a la que me dirigía es a las afueras del pueblo, solo hay dos o tres casas cerca, pero no pegadas. Me bajo de la bici y tras coger la bolsa que me dio mi abuela, golpeé la puerta con fuerza. Poco después oigo el cerrojo y aparece ante mí el hombre de la biblioteca.
- ¿Puedo ayudarte en algo? -También parece sorprendido.
-Buenas tardes, mi abuela me pidió que le trajera este queque. -Le digo de corrillo aún sorprendido.
-Muchas gracias ¿quieres pasar y tomar algo?
-Claro, encantado. -Ni siquiera lo pensé, es un hombre tan atractivo, poder estar tan cerca de él es un sueño para mi.
Me hace pasar a un gran salón, cierra la puerta tras mi espalda y hace que le de la bolsa y que le siga, entra por una de las puertas que dan al gran salón y entramos a una cocina amplia y espaciosa, en una de los lados hay una gran mesa con seis sillas alrededor.
-Por cierto, me llamo Gabriel.
-Soy Lucas. -Responde relajado. -Hace mucho calor hoy, te apetece un refresco frío. -Saca el queque y lo coloca sobre un plato. - ¿Quieres un trozo? le salen muy buenos.
-No gracias, acabo de almorzar, para beber con agua me va bien. Gracias.
Me sonríe mientras saca un vaso y me sirve agua, tan nervioso como estoy, me vuelvo algo torpe y al tomar el vaso de su mano, lo termine volcando sobre mi camiseta.
-Mejor quítatela y la tiendo fuera, en dos minutos estará seca, hace mucho calor hoy.
Le obedezco, sus ojos se cruzan con los míos y juro que veo algo de interés en ellos. Sale a tenderla y mientras decido arriesgarme, total no tengo nada que perder y en serio que me pone mucho ese hombre. Entra de nuevo y me sonríe mientras pone más agua en el vaso.
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En busca del placer
RomanceFINALIZADO Gabriel busca sexo. Simple, rápido, con desconocidos, sin complicaciones. No cree en el amor, pero sí en el goce de su cuerpo. BL, chico x chico, yaoi Contenido adulto Vocabulario vulgar Mayores de 18