12. Quien la sigue...

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Para horror de Javier comenzamos a coincidir de vez en cuando por la oficina, nos veíamos algún que otro día y yo siempre le saludaba, le daba café, caramelos o intentaba cualquier tipo de acercamiento. Como siempre había gente alrededor, siempre tenía que aceptar mis regalos y hablarme con educación a pesar suyo.

Me volví bastante popular y le caigo bien a todos, al ser buen trabajador, aunque relajado y abierto, a todos les gusto, no me ven como un enemigo. Pero Javier es muy seco y serio, así que no goza de mucha estima y sabe que si me trata mal, será perjudicial para él.


- ¿Aún no consigues que Javier ceda un poco? -Aitor me sirve una cerveza, siempre me pregunta por mis avances, muy interesado.

-Es muy cabezota, no estoy tratando de llevarlo a la cama, solo quiero que seamos más cercanos, pero me detesta. -Le digo molesto. -Ya no puedo seguir haciendo que acepte mis regalos, porque en vez de relajar su actitud le estoy enfadando más.

-Llevas dos meses atacando sin descanso. -Gotzon nos escuchaba interesado. -Es mejor que a partir del lunes lo dejes tranquilo. Solo saluda y habla lo mínimo que puedas, ya verás como se sorprende y será él quien se acerque.

Les doy las gracias y decido hacer caso, me bebo la cerveza lo más rápido que puedo, mi culo comienza a palpitar de ganas de ser llenado por el hombre que está en estos momentos lamiendo mi oreja y acariciando mi entrepierna.


Tras esa semana de total indiferencia hacia Javier, estoy sentado otra vez en la barra del bar de mis amigos contándoles como fue la semana.

-Creo que funcionó, se le veía sorprendido y como en tensión cuando nos encontrábamos. -Les digo relajadamente. -Hoy estaba como muy nervioso y me miraba sin parar, creo que tenía ganas de hablar conmigo.

-Debes de tener razón, acaba de entrar y viene directo a ti. -Gotzon mira tras de mí y sonríe profesionalmente. -Buenas noches Javier. ¿Una cerveza?

-Buenas noches Gotzon. -Asiente con la cabeza mientras se sienta a mi lado. -Gracias.

Bebe un largo trago, se conocen de la época de Londres y él también viene por aquí, lo que no tanto como yo, es más, es la primera vez que coincidimos, debe ser porque siempre me voy temprano para poder follar.

-Buenas noches Gabriel. -Me dice con voz irritada.

-Buenas noches Javier. -Le respondo pero no me vuelvo ni a mirarlo. Pocos minutos después me mira frustrado.

- ¿Me puedes decir qué te pasa?

- ¿A qué te refieres Javier? -Pregunto sorprendido.

-No juegues conmigo. -Me advierte severo.

-No lo hago, explícate.

-Esta semana en el trabajo, has estado muy raro, no me has dado café ni nada y me has hablado lo mínimo posible. -Sus ojos clavados en mí tratan de perforar mi cabeza para meterse en mis pensamientos.

-Bueno me di por vencido. -Me encojo de hombros y bebo otro sorbo. -Entendí que no hay nada que pudiera hacer y decidí cumplir tus deseos, ya no trataré de ser tu amigo. -Bebo de nuevo como si nada me importara.

Javier se remueve y me mira incómodo, parece estar recapacitando y pensando algo muy en serio, tras unos largos diez minutos le da por hablarme.

-En verdad no me pareces un mal tipo. -Comienza a decir mientras se acaricia la cabeza echándose el pelo para atrás, para que después quede como lo llevaba peinado volviendo a su lugar original. -Creo que podríamos ser amigos, me divertí mucho las semanas pasadas y esta fue un asco. 

En busca del placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora