28. Cumpliendo sueños

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Es tarde en la noche y salgo corriendo de mi despacho, debería haber salido hace tres horas, pero se han incautado del tráfico ilegal a unas tres serpientes, dos puercoespines, una cebra y cuatro sapos. Mis veterinarios los revisaron y hace cinco minutos abandonaron mi despacho tras informarme de como está la salud de los pobres y asustados animales. Desciendo las escaleras a la carrera y casi me tropiezo al frenar en seco.

-¡Sebas! 

-Buenas noches, no me apetecía ir a una casa vacía, así que decidí esperarte aquí. -Me abraza y me da un suave beso en el cuello. -Que bien hueles.

-No seas bobo. -Le doy un suave golpe en el hombro mientras río. -Llevo todo el día trabajando, no me he duchado desde esta mañana.

-Pues amo tu olor. -Engancha sus labios a los míos en uno de esos ardientes besos que me dejan temblando. -Eres delicioso.

-Acompáñame a mi despacho. -Subimos corriendo las escaleras como dos niños y cierro las enormes puertas de mi despacho. 

-Desnúdate ya, quiero follarte en cada rincón de este enorme despacho. -Se desnuda rápido y le veo masajearse su incipiente dureza. -Voy a follarte en tu escritorio, en los sillones y la mesita, en la mesa de reuniones y en toda la estancia.

-No debemos. -Le digo jadeando mientras anhelo hacer lo que me dice.

-Deberíamos haber estrenado tu despacho días después de decorarlo. -Tira de mi brazo y me pone a cuatro para empezar a deslizar su lengua por mi espalda. -Pero no paraba de entrar gente y no tenías un momento de soledad.

-¡Espera! no me lamas, estoy sucio. Llevo desde las ocho de la mañana sin parar. -Trato de escapar de sus besos.

-Te digo que me gusta tu olor y disfruto de tu sabor. -Me aferra las manos y las amarra con mi corbata que colgaba de la mesita. -Sé sumiso y no te quejes.

-Seré sumiso si antes me prometes darme algo a cambio. -Trato de negociar rápidamente.

-¿Qué podrías desear de mi? ¿No te doy suficiente placer? -Me alzó y me sentó para mirarme atentamente, parece preocupado.

-Amor, no tengo ninguna queja del placer que me das. -Le aseguro sonriendo. -En tres días será nuestro cuarto aniversario, parece mentira que llevemos cuatro maravillosos años de placer desenfrenado.

-¿Entonces qué vas a pedirme a cambio de que seas sumiso y servicial? -Sus labios absorben los míos haciendo que tiemble de deseo. -Joder pide ya, quiero follarte. 

-Quiero que pienses en dejarme ser el activo algún día. -Le veo la cara de sorpresa. -Deseo darte el mismo placer que me das.

-¿Alguna vez le pediste esto a Javier? -Nunca lo nombramos en momentos como este, así que debí sorprenderle mucho, su polla hasta un segundo atrás dura y preparada, se ve flácida. 

-Sí, lo hice. -Soltó mis manos y se sienta a mi lado. -La verdad que llevo siendo pasivo desde la primera vez que follé con un tío, cuando tenía doce años, en veinte años de relaciones sexuales nunca he podido ser el activo. Le pedí a Javier que pensara lo de cambiar de roles alguna vez.

-Te dijo que no. -Me responde Sebas, claramente conocía a su mejor amigo. -¿Por qué piensas que yo cederé?

-Porque me amas mucho, porque no lo sientes como un intento de socavar tu masculinidad ni de cambiarte. Solo quiero saber que se siente, quiero intentar hacerte disfrutar de la misma manera que lo haces conmigo, quiero probar algo que nunca he hecho y deseo hacer desde hace mucho tiempo. 

-Eres consciente de lo difícil que será para mí. -Sus ojos brillan de preocupación.

-Supongo que será un gran paso más que te obligo a dar. -Le digo con tristeza. -Pero solo pedí que lo pensaras, no que me dejes hacerlo.

En busca del placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora