Capitulo 15

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Cuando esas palabras salieron de sus labios, mi sangre se heló o quizás se detuvo, era una combinación de emociones sorprendentes que jamás creí que sentiría, ahora ¿Qué iba hacer?, Ella era algo que realmente quería conmigo, todo esté tiempo Isabelle fue lo que nunca podía sacar de mi cabeza, yo sé muy bien que tengo el filo de la daga rozando por mis venas, cualquier descuido sufriré graves consecuencias de mis actos, más me vale hacer esto con inteligencia y no caer tan fácil.
Así que tenía que saber actuar porque apesar de que quería estar con Isabelle, en mí había esa eterna necesidad de solo querer a Karla, la fría obsesión de nunca más fallarle y solo ver a mi novia como la única mujer en mi vida, todo eso se junto en mi cabeza y el colapso surgió.

- Si esas palabras las hubieras dicho antes todo sería tan diferente, quizás fuera la persona más feliz, quizás si el tiempo nunca hubiera pasado por lo nuestro... Ahora mismo estaríamos huyendo al Oeste.

- Esta es nuestra oportunidad - dijo temblando de frío - todo está sobre tus manos... Aquí no existe el hubiera.

- Pero ya no te amo - respondí con un nudo en la garganta, era una terrible mentira.

Antes de verla llorar, tuve que dar la vuelta y huir de el amor que aún sentía por Isabelle.

En la habitación Karla aún estaba pero no me había sorprendido, ya no tenía ganas de volver a esa fiesta y tampoco quería pensar en Isabelle porque solo lo hago más difícil, es mejor estar aquí en esta habitación solitaria, sin nadie, solo yo y mi conciencia..

Mas de dos horas transcurrieron, lo suficientemente buenas para dormir, pero el sonido de la puerta al abriste hizo que me despertara, y frente a mi a un par de metros ya tenía a Karla, ¡Por fin había llegado!.

Tambaleándose entré risas y pucheros cerró la puerta de la habitación y me miró.

- Amoooorrrr - dijo con gracia - Hola amorcito - encendí la lámpara cuya luz era muy débil apenas para poder verla.

Ahí estaba Karla, la perfecta y hermosa Karla Jacobs con el pelo desbaratado, descalza y con los zapatos de tacón en las manos y su cara ebria pero la belleza intacta, era la primera vez que la presenciaba en ese estado.

- Estás tan ebria.

- Claro que no - se rió meciéndose de un lado a otro - solo tomé unas copitas y ya.

- Si claro, como sea ya duerme y déjame dormir - contesté enfadada y volví acostarme en la cama.

Traté de volver a cerrar los ojos pero fue imposible pues Karla trataba de irse a la cama torpemente pero de el sillón no daba ni un paso más, nuevamente me levanté y la miré, era graciosa y divertida, no tuve más remedio, me levanté de la cama y descalza fui a ella, al llegar la observé y ella también lo hizo...

- Vamos - dije colocando su brazo en mi cuello y una de mis manos fue a su cintura sujetandola con firmeza - iremos a la cama para que descanses.

- No sé que haría sin ti en mi vida cariño.

Ignoré sus palabras, así que cuando llegamos, la dejé caer suavemente en la cama, yo no estaba para nada feliz con ella, solo de recordarla con ese tipo se me revuelve el estómago pero a Karla eso no parecía importarle, ella estaba fuera de si pérdida en la inconciecia que le había provocado el alcohol. Sin lujuria alguna empecé a desvestirla, no podía dejar que durmiera con ese vestido tan incómodo que traía.

- ¿Que haces? - me preguntó al sentir mi mano bajando el cierre de su vestido.

- No puedo dejar que duermas con esto puesto.

- Te estuve esperando - dijo y yo la miré mucho más enojada - ¿Por qué no fuiste?

- Creí que mi presencia no era necesaria ahí.

LA GUITARRISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora