Capitulo 6

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Es la misma pesadilla de siempre, ocurre en instantes y yo despierto sobresaltada y con una rara sensación, sueño ese futuro que no existe y que vive en mi imaginación pero se siente como si hubiera pasado la noche del bar, me veo sin camisa eh Isabelle mirándome y tocando mi piel con deseo.

¡Es una locura!

Es más complicado de lo que pensé, es un gran problema.

— El semáforo ya está en verde — dijo mi novia jalando las mangas de mi saco y despertadome de mis pensamientos.

Está noche era la cena con su amigo, pero no importa cuando solo pienso en Isabelle a quien extraño sin darme cuenta, era desgastante y quería terminar con algo que ni siquiera iniciaba.

— Lo siento, estaba pensando algunas cosas.

— Se ve — respondió burlona.

Cuando llegamos a el enorme edificio donde sería la cena, Karla y yo salimos tomadas de las manos dejando el auto a uno de los empleados, adentro todos parecían estar en pasarelas de moda y nos ponían demasiada atención, ¿Y cómo pasar desapercibidas?, Si mi novia era la mismísima dueña de ese edificio valuado en millones de dólares que era nada más y nada menos que de Karla Jacobson.

— A Firsch ¿Porque le pusieron ese feo nombre ? —  le pregunté cuando subimos al elevador bañado en espejos dorados, Karla se echó a reír con mucha delicadeza y luego me miró.

— Su nombre es Ewald Firsch, ya sabés, Ewald su nombre y Firsch su apellido.

— ¿Y es alguien importante?.

— Pues en Londres y Suecia él es unos de los pintores y fotógrafos más reconocidos de la nación y aquí en América apenas empezó a llamar la atención de los espectadores.... Además de que es el hijo de James Firsch, un famoso pianista.

— Es suficiente para saber que es toda una celebridad — respondí sin dejar de ver la belleza de Karla — ¿Cómo se conocieron?

— Digamos que nuestros padres son grandes amigos — «Vaya no debí de sorprenderme» — así que nos conocemos desde hace tres años.

— Interesante.

Karla sonrió dulcemente y en ese momento se abrieron las puertas del elevador, las dos salimos escuchando la música clásica y viendo lo perfecto que se veía todo y con la ciudad más hermosa frente a nosotros, desde arriba todo es pequeño.

— Oh ahí están — susurró Karla en mi oído señalando a una pareja que estaba de espaldas, solo con ver sus cuerpos supuse que ambos eran muy bien parecidos.

Karla me jaló de el brazo y fuimos hasta ellos, cuando estuvimos a unos pasos Karla le habló a su amigo.

— Firsch —  esté apenas escuchó su voz y se levantó.

— Karla, cariño  — respondió un hombre atlético y de buen parecer, era el gran Firsch que abrazó con gusto a mi novia.

Cuando mis ojos voltearon a ver a la que sería la novia de Firsch me llevé la más grande sorpresa de mi vida y es que no cabe duda de que estamos destinadas a encontrarnos en este mundo pues a su lado estaba sentada nada más y nada menos que... Isabelle.

Mis ojos se agrandaron al verla tan hermosa y sensual en ese vestido azul, no lo podía creer, empecé a sentir nervios y se que ella sentía lo mismo, de seguro se hacía la misma pregunta que yo:

«¿Que hace aquí?».

— Es mi pareja de quien te había hablado — me presentó Karla ante su amigo y yo extendí mi mano.

LA GUITARRISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora