cincuenta y nueve.

5.6K 559 40
                                    

Zayn llegó al establecimiento con cinco minutos de ventaja así que tomó haciendo en un reservado que al parecer Barbie ya había apartado. Un camarero bastante elegante; con un bien planchado traje negro opaco y una camiseta color vino, combinados con unos zapatos lustrosos. Fue quién lo guió a su reservado.

Estaba nervioso y se notaba porque no dejaba de mover su rodilla izquierda, lo genial era que la champán le estaba funcionado como relajante. Esperó solo cinco minutos más cuando apareció. Por fin estaban frente a frente.

—Hey, guapo —una chica de pelo largo y rubio se plantó frente a Zayn. Él por educación se levantó de su asiento y le ayudó cob su silla de ella. Como todo un caballero.

—¡Por fin nos vemos! —dijo alegre Zayn. Estaba aún sorprendido por la chica que se suponía que era SweetBarbie.

Llevaba un vestido negro en tubo que le ayudaba a acentuar sus curvas. Unos tacones de no menos de diez la hacían lucir sexy y a la vez bastante alta. Zayn quedaba chiquito añado de ella.

—Eres muy hermosa —dijo Zayn siempre con su sonrisa de comercial. Tan seductora.

—Muchas gracias. Aunque tu eres el guapo aquí —sonrió coqueta la rubia.

—¡Qué va! Ni tiempo me dio de cambiarme —estiró su camiseta de Capitán América que llevaba—. Pero muchas gracias por el cumplido, nena —le guiñó el ojo.

—¿Cenamos? —preguntó ella tomando un sorvo de su copa.

—Me parece bien —y dicho esto abrió la carta.

Era muy hermosa la chica y Zayn no se creía que fuera Barbie. La mismísima SweetBarbie, su linda acosadora, ¿su lunática?

Después de que trajeran sus platillos, comenzaron las sin fin de preguntas que Zayn se había guardado por todo éste tiempo.

—¿Cómo te llamas realmente? —soltó la primera pregunta.

Él se imaginaba un nombre el cual no se podría quitar de la cabeza cuando llegara a su casa, pero entonces dijo: —Lola Bell —dió su primer bocado de su pasta; se manchó el cachete con la salsa.

—Eh..., te ensuciaste... —ella parecía no entender lo qué intentaba decirle él—, tu cachete tiene salsa... —señaló con su mano su cachete pero tampoco entendió.

—¿Quieres de mi pasta? —enrolló en su tenedor un poco y se lo extendió pero se terminó cayendo a mitad de mesa, manchando el ya no tan impecable mantel blanco—. ¡Hay, qué pena! Lo siento —vociferó avergonzada.

—No, no te preocupes, fue un accidente —Zayn rió pero sin tanta gracia.

Gracias a Dios ella unos minutos más tarde ocupó su servilleta y limpió su cara.

Zayn siguió haciendo preguntas triviales, como qué edad tenía, en dónde había estudiado, color favorito, nada fuera de lo normal.

Lola había tirado su agua dos veces, una de ellas encima de él, casi se cae de su silla de tanto reír. Por poco tira a el mesero cuando fue al baño y juraría Zayn que vio sus calzones cuando se levantó de la mesa, aun así el no quiso mirar para estar seguro, solo desvió su vista.

Había pasado solo una hora y media y ya habían terminado de cenar. Se quedan un rato más para beber champán y seguir platicando.

—Cuando te vi por primera vez, dije: "Oh mi Dios, qué ardiente, pues" —parecia que ella no conocía la discreción ya que alzaba la voz cada dos palabras que emitía.

—Wow, gracias, Lola —sonrió—. ¡Camarero! —alzó la mano para llamar al mesero que pasaba por ahí. Cuando se acercó le pidió la cuenta.

—¿Quieres que te lleve a tu casa? —se ofreció el chico.

—Hum... Si, suena... —se interrumpió ella misma para eructar. Zayn abrió los ojos pero se mordió la lengua para no reirse—. Lo siento. Decía que suena bien —le sonrió y él se pudo percatar de algo en su diente. No quiso decirle.

Se levantaron de la mesa y él la ayudó a ponerse su chaqueta. Salieron del restaurante y por un momento él se iba a ofrecer a ayudarla a caminar porque parecía Barbi recién nacido con esos tacones. Cuando se dio cuenta, ella ya se había caído y tuvo que ayudarle a levantarse.

—Estoy bien, gracias, Milk —dijo sin ánimo.

Lola parecía aburrida y para Zayn, no le gustó para nada que dijera Milk. No sonaba como se lo había imaginado.

Cuando la dejó en su casa, se despidió dándole un beso en la mejilla y antes de marcharse se despidió.

—Bien, Lola, fue un gusto conocerte. Fue divertido, pero debo ir con mi verdadera SweetBarbie. Buenas noches —le dijo bajando por los escalones de el porche de ella.

—¿Qué? Yo soy SweetBarbie —la seguridad con la que había llegado Lola se le esfumó con la mirada del moreno.

—Y yo soy Jay-Z  —se burló—. Hasta luego, Lola.

Ella no alegó nada más.

SweetBarbie » Zayn M. (#2)Where stories live. Discover now