trece.

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—Si sigue las instrucciones que le acabo de dar, no tendrá ningún problema, señor —Zayn atendía a su ultimo cliente del día y le explicaba lo que tenía qué hacer para asear el área del tatuaje.

—Entiendo. Gracias, hijo —le estrechó la mano al más chico y salió del cuarto.

Zayn había tenido por el día de hoy cinco tatuajes de hora y media cada uno. Está agotado. Se sentó en la silla giratoria que tenía y al meditarlo por unos minutos, decidió revisar su celular. Ningún mensaje de la lunática.

Esa chica lo hacia reír y aunque no lo quisiera aceptar, le caía bien. No sabía cómo había conseguido su aserenarme, ni cómo sabia su nombre y tampoco sabía si era de fiar. No sabía nada de ella pero ella pareciera que si de él. No tenía mucho que había llegado a Nueva York y casi no conocía a nadie de ahí. Se explotaba los sesos tratando de recordar haber conocido a una chica, cualquiera que pudiera tener la fachada de SweetBarbie, sin embargo nadie venía a su mente.

—Zayn, te quedas a cerrar —Amanda entró a su cuarto de trabajo asustándolo—. Un mes es suficiente para poderte confiar la tienda —le guiñó un ojo al decir esto último.

—Está bien —murmuró el moreno.

Zayn ya no tenía mucho por hacer así que solo limpió su área de trabajo para tener todo listo para el día siguiente. Nada fuera de lo normal.

Sabía que Dylan, Cristo, Nina y Amanda ya se habían ido, y si Amanda ya se había ido entonces B. B. también. A esa chica no la había vuelto a ver desde ese día que vinieron sus amigas al negocio. Así de invisible era y a Zayn en parte le preocupaba ya que no era fea, era increíblemente hermosa como para estar siempre en esa oficina. Y sobre todo tan silenciosa.

Zayn terminó en su cuarto, tomó su chaqueta, llaves, su teléfono sin mensajes de la lunática y apagó las luces. En cuanto salió al vestíbulo se encontró con una chica muy sexy con unos anteojos, terminando quién sabe qué en una libreta.

—No sabía que seguías aquí —fue lo único que el chico pudo decir. Se veía increíble con esos anteojos.

—Yo también trabajo aquí, Zayn —murmuro sin mirarlo. Estaba concentrada.

—Sí, lo siento, a veces lo olvido —comentó sarcástico.

Movió sus llaves en señal de impaciencia y volvió a hablar.

—Debo cerrar así que… —dejó la frase al aire para que ella comprendiera que debía salir de allí.

—Cierras hasta que el ultimo empleado se va —volvió a hablar sin voltearlo a ver.

A Zayn comenzaba a molestarle su actitud.

—Es tarde y debo regresar a casa…

—Sí, yo también debo regresar a la mía —lo interrumpió.

— ¿No puede esperar a mañana? —preguntó impaciente.

Zayn aún no se creía que ella y él estuvieran cruzando más de dos palabras por eso no se movía de donde estaba parado.

— ¡Dios, eres peor que mi madre! Ahora por eso me llevaras tu a mi casa —cerró de sopetón la carpeta en la que escribía y tomó el bolso que tenía aun lado.

—Pero traigo moto —dijo nervioso.

—Estamos en el 2014, ¿a qué mujer le da miedo una moto ahora? No seas gallina y vamos —caminó la castaña hasta la puerta del local.

—Bien, tú usas el casco.

Quizá SweetBarbie no le había hablado en todo el día, pero B. B. si y Zayn estaba más que de buenas esa noche.

SweetBarbie » Zayn M. (#2)Where stories live. Discover now