Capítulo 37: Batalla Sangrienta #1

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Owen Shan estaba totalmente concentrado en su entorno ahora. Su aparente calma exterior, no concordaba con la imagen de destrucción en la habitación, o con sus propios pensamientos.

« ¿Cómo es esto posible? Hemos estado aquí por tan solo unas horas, pero ya nos han encontrado. ¡Y son tantos de ellos! Sé con seguridad de que son los asesinos de la Orden del Loto Rojo, debido a que solo pude detectarlos cuando ya estábamos rodeados y, al parecer, son todos magos poderosos. Pero es imposible de que estos sujetos puedan moverse tan fácilmente por aquí. A no ser que estén recibiendo apoyo por parte de las autoridades del Reino de Arcia, o que quizás... ¡Maldición! Debe ser esto... »

Owen estaba algo impactado ahora. Había pensado en una posibilidad absurda, pero posible. Desde el fondo de su ser, esperaba estar totalmente equivocado con respecto a su segunda hipótesis.

Él había llegado a convertirse en el Gran Mago más joven, de las últimas décadas, gracias a ser un versado en el arte de patear traseros. Básicamente era su fórmula al éxito y le había resultado de maravilla hasta ahora.

Pero, Owen Shan no era un sujeto al cual el orgullo lo cegara tontamente; o alguien que tuviera un ego tan desmedido, que no le permitiera ser consciente de sí mismo.

Él sabía que todavía era un Gran Mago sumamente joven, y esto significaba que tenía muchos menos años de ventaja, estudiando sobre todo lo relacionado con el mundo arcano, en comparación a los grandes magos más veteranos del continente.

Algunos lo llamaban el genio más grande de la raza humana y otros pensaban en que era bueno solo para golpear personas, pero un mediocre para entender los estudios arcanos en general. En realidad, Owen sentía que todos ellos tenían razón en parte.

Su conocimiento místico y arcano, en general, estaba notablemente por debajo del de la mayoría de los Grandes Magos del continente. Y se podría comparar con el de un Mago Oficial experimentado.

Pero, con respecto al asunto de golpear personas, Owen se sentía sumamente contento con la habilidad divina que había desarrollado gracias a patear los traseros de cientos de magos de la Torre de Rignos y, posteriormente, de los Grandes Juegos Mágicos del Imperio Elessar también.

Pero, su problema actual; radicaba justamente en este punto crucial. Aunque estaba prácticamente invicto en combates en contra de oponentes en su mismo nivel, su perseguidor principal ahora podría no serlo.

La única persona que podría hacer un seguimiento tan preciso y rápido de la marca que poseía Alanna, era su propio creador.

En otras palabras, existía la posibilidad de que el mismísimo archimago de la familia Mistan se encuentre cerca de aquí, en el Reino de Arcia, y esté guiando a estos asesinos del Loto Rojo; como si fueran fichas descartables en un tablero de ajedrez gigante.

« ¡Mierda! En la Academia Celestine, seguramente no se atrevía a intentar hacer algún movimiento en persona, por miedo a la furia de nuestro propio archimago. Pero esto es la ciudad comercial de Duphe y si no le queda ninguna otra opción, probablemente no le importará salir de las sombras y cumplir con su cometido. Si lo hace, será a cambio de perder un poco de su reputación y quizás causará un pequeño revuelo entre dos de los grandes poderes del continente; pero eso será todo. No sé cuánto valora este anciano el asunto de asesinar a su propia nieta... Pero, esto quiere decir que incluso si logro derrotar a todos estos magos asesinos de la Orden del Loto Rojo, todavía tendré que vérmelas de frente con un poderoso archimago más tarde. ¡La situación no podría ser peor! »

Owen sabía que esta podría ser la situación más difícil y caótica de toda su vida. Y ya no se trataba de patear traseros, sino, de salvarse a sí mismo y a la persona que debía proteger.

El Gran Mago afiló sus sentidos al máximo, mientras permanecía quieto e inmutable.

El polvo en el aire se movía extremadamente lento ante los ojos del Gran Mago. El balcón había sido destruido por una poderosa Bola de Fuego, y el incendió que se propagaba por la habitación no parecía molestar a Owen en lo más mínimo.

Sus ojos estaban entrecerrados, mientras sostenía su gran báculo mágico con firmeza. Finalmente, había detectado con su maná; el posicionamiento exacto de todos los enemigos cercanos y era el momento de actuar.

El Mago y la Princesa Imperial ✔️ Libro 0 ✔️ Deidades Arcanas saga ✔️ PrecuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora