Capítulo 35: En una vieja posada

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Alanna y Owen, se encontraban montando sobre la enorme ave de cabeza blanca y cuerpo negro. Habían estado volando sin descanso durante casi dos horas y, a pesar de que el Gran Mago los protegía del viento al envolverlos con su cálido maná, Alanna comenzaba a sentirse algo fatigada. La experiencia de viajar sobre una montura voladora era algo totalmente nuevo para ella y tardaría algún tiempo en acostumbrarse a esta nueva experiencia.

El mar podía visualizarse con claridad desde esta altura y una pequeña ciudad yacía cerca de ellos ahora.

"Esta es la ciudad costera de Duphe, la cual tiene uno de los puertos comerciales más importantes del Reino de Arcia", comentó el Gran Mago, mientras le indicaba a la gran ave que bajara y acariciaba sus plumas suavemente.

"¿Pasaremos la noche en esta ciudad?", preguntó Alanna, aliviada, al notar que la enorme ave descendía.

"Eso es correcto. Es demasiado tarde como para salir a mar abierto y está a punto de anochecer. Creo que ambos hemos tenido un día muy complicado y merecemos un buen descanso", declaró Owen.

« ¡Totalmente de acuerdo! Estuve merodeando por un sombrío bosque, hasta que fui secuestrada por un montón de dementes; después del rescate, asesinos del Loto Rojo quisieron matarme; seguido a esto, mercenarios de la compañía de la Rosa Blanca quisieron capturarme; luego, fui arrastrada por gran parte de la enorme Academia Celestine y, finalmente, tuve que montarme sobre esta criatura a pesar de mi miedo a las alturas. ¡Ha sido el día más intenso de mi vida y todavía resta pasar la noche! ¡Necesito un baño caliente y una buena cama lo antes posible! » Alanna estaba bastante exasperada, mientras recordaba todos los obstáculos que tuvo que surfear durante la mañana y la tarde de este día tan particular, que jamás olvidaría.

Pero, ella no le diría nada de esto a Owen Shan y prefirió guardar silencio. Alanna no quería que el Gran Mago piense que ella era una persona débil de mente, que no podía tolerar las dificultades.

Durante toda su vida en el Imperio Andrasin, la habían protegido en exceso y, con la excusa de que era demasiado peligroso para una princesa, le habían prohibido hacer decenas de cosas que ella realmente quería lograr en esta vida.

Esta vez, no le permitiría a nadie pensar de qué era alguien débil. Sobre todo, ahora, que ya no tenía que actuar como una princesa imperial nunca más.

"Conozco bien la ciudad de Duphe y hay una posada que suelo frecuentar a veces. Nos quedamos en ese lugar, durante esta noche, y mañana saldremos temprano hacia el mar abierto", comentó el Gran Mago, con una ligera sonrisa.

Owen ayudó a descender a Alanna y le indicó al ave gigante que actúe con libertad, pero que no vaya demasiado lejos.

El dúo superó la pequeña muralla de la ciudad con facilidad, pasando por al lado de un par de guardias, que se apartaron del camino con temor al notar la figura del Gran Mago.

Esto era algo normal. Esta era una ciudad con un gran puerto comercial y mucho movimiento de transeúntes a diario. Los guardas de aquí, sabían distinguir, con un simple vistazo, a las distintas personalidades que podrían aparecer alguna vez. Probablemente, un Gran Mago, como Owen Shan, estaba entre los que encabezaban la lista negra de sujetos que jamás debían molestar.

Luego de caminar durante algunos minutos por la bulliciosa ciudad comercial, que incluso de noche parecía no querer descansar, el dúo ingresó a una antigua posada de madera. El exterior no era demasiado interesante o vistoso, pero Owen entró con confianza. Claramente conocía bien el lugar.

El posadero estaba limpiando unas mesas con un viejo trapo, cuando vio ingresar al Gran Mago; por el pasillo de entrada. El arrugado hombre pareció espantarse durante un instante, hasta que pudo acomodar su rostro con la expresión correcta y mostrar una sonrisa algo forzada. Luego, inclinándose levemente, dijo:

"Gran Maestre Shan, es un honor recibirlo nuevamente en mí humilde posada. ¿Desea que mande a llamar a las jóvenes acompañantes de siempre?"

Owen se quedó estático y frunció el ceño con fuerza.

El musculoso cuerpo del Gran Mago y el angosto pasillo, no le permitieron al posadero notar que había alguien detrás de la espalda del recién llegado.

~ ¡Cof! ¡Cof! ~

Owen tosió dos veces, de forma forzada, mientras se recomponía. Y ordenó: "Necesito la mejor habitación que tengas disponible y tráenos algunos de los platos que tengas para cenar".

« Y luego de comer, quizás te mate », pensó Owen, intentando fingir entereza en su rostro.

Fue en este momento, cuando el posadero notó que había otra persona que se escondía detrás de su cliente más rico y problemático; en toda la historia de su vieja posada.

"¡Oh! Gran Maestre Shan, no sabía que estaba tan bien acompañado hoy. Siendo así, los enviaré a una habitación que tiene una nueva cama doble, totalmente elastizada, que es ideal para... usted me entiende", dijo el posadero, que no tenía idea de que estaba cavando su propia tumba en este momento; mientras intentaba torpemente agasajar al Gran Mago.

"Dos habitaciones separadas, con camas individuales, estarán bien por esta vez", interrumpió Alanna, en un tono severo, dando un paso adelante.

Owen tragó saliva, no necesitaba ser un experto en la materia para notar que la joven estaba algo enojada ahora.

El Mago y la Princesa Imperial ✔️ Libro 0 ✔️ Deidades Arcanas saga ✔️ PrecuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora