Capítulo 32: Marca de seguimiento

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Owen estaba algo frustrado, mientras pensaba:

« ¿Estaré dos años sin poder golpear a nadie? ¡Mi maná y mi cuerpo podrían atrofiarse! »

Pero, luego se percató de algo y preguntó:

"Excelencia ¿Por qué la misión tiene esta duración tan especifica?"

El archimago señaló hacia la puerta, y reveló:

"Aunque a esta distancia solo puedo sentirlo con ligereza, creo que la princesa tiene una marca de seguimiento. Y no es cualquier marca, se trata de una que seguramente fue creada por el archimago de la familia Mistan; alguien que probablemente este en mí mismo nivel arcano".

Owen Shan frunció el ceño con fuerza y mencionó:

"Yo no siento nada..."

"¡Por supuesto que no! Sentir este tipo de marca requiere que tu maná sea estable, sereno y refinado, pero tú eres demasiado joven, presuntuoso y apenas llevas algunos pocos años como Gran Mago. Además, lo único que sabes hacer bien es golpear cosas con brutalidad y para esto no se requiere demasiada sutileza. De hecho, los dos sabemos qué si te quito ese enorme báculo que llevas contigo a todos lados, probablemente, tendrás un enorme problema a la hora de canalizar tu maná para realizar hechizos poderosos". El archimago, lo regañó sin piedad.

Owen mostró una amarga sonrisa y asintió con la cabeza. El viejo tenía razón en esto y no podría negarlo.

Él había nacido con un talento mágico sobresaliente, que solo una de cada 10000 personas en total poseía. Debido a esto, su maná era demasiado salvaje y crecía demasiado rápido.

Esto, normalmente, se acomodaría con el pasar de los años. Pero, Owen había mejorado excesivamente rápido en el mundo arcano; convirtiéndose en un Gran Mago, desde antes de cumplir los 30 años de edad. Esta rareza, provocó que su cuerpo no pudiera adaptarse a la misma velocidad que los cambios evolutivos constantes que sufría su maná, causándole algunos problemas en el control de mismo. Para solventar este inconveniente, Owen portaba el enorme báculo mágico que se había ganado en los Grandes Juegos Mágicos del Imperio Elessar; que le ayudaba a canalizar y controlar, de una mejor forma, su propio maná.

Si todo marchaba correctamente, y su cuerpo se adaptaba bien, era probable que en una década más ya no necesitase de este báculo; mientras tanto, tendría que utilizarlo a la hora de realizar magias poderosas o su maná podría salirse de control fácilmente.

Este era un problema que la mayoría de los genios arcanos sufrirían en algún momento de sus vidas.

Owen Shan, preguntó:

"Excelencia ¿Cómo está tan seguro de que la marca que detectó fue puesta por la cabeza de la familia Mistan?"

"¿Quién más podría ser? ¡La chica es su nieta! Además, solo hay algunas pocas personas en todo el Imperio Andrasin que pueden tener este nivel de finura y destreza, a la hora de crear una marca de seguimiento tan perfecta como esta. Pero no te preocupes, puedo sentir que se está debilitando y, en cuestión de un año o dos, desaparecerá por completo", explicó el archimago, mientras acariciaba su larga barba blanca.

Owen entendió todo ahora. O eso creía.

Lo importante era que debía mantener a salvo a Alanna, durante los próximos dos años, hasta que la marca desaparezca por completo.

"Chico, ya tienes tu nueva misión y puedes manejar este asunto como se te antoje. Por mi parte, me ocuparé de hablar con el Conde Verdi pronto, y le explicaré como la chica que buscaba fue comida por un terrible oso rojo del bosque. Probablemente, no me creerá ni una palabra. Pero, dudo que sea lo suficientemente valiente como para respirar demasiado fuerte en mi presencia, o quejarse de mi excusa. Lo importante, es que dejaremos en claro nuestra posición cuando ese lacayo de bajo nivel se lo comunique al rey de Arcia en un futuro cercano", dijo el archimago, dirigiéndose hacia una esquina del salón.

"Recuerda, no sabemos las intenciones exactas de la familia Mistan; pero, probablemente, sean tan hostiles hacia ella como la familia Enaran. En otras palabras, la chica cuenta solamente contigo desde ahora. Cuídala bien."

Owen Shan estaba a punto de responder algo, cuando el anciano tocó lo que parecía ser una pequeña estatuilla negra; y desapareció.

"Siempre llega y se va a su antojo..." murmuró Owen, que ya estaba acostumbrado a las excentricidades de este anciano.

Finalmente, salió del salón y encaró al trio de jóvenes.

El primero en recibirlo fue el joven genio, quien pertenecía a la misma familia Jernigan; cuyo líder había contratado a mercenarios para capturar a la persona que debía proteger desde ahora.

Detrás de Kendall, estaba Briana; quien jugaba con su rubio cabello, mientras lo observaba con su inocente mirada. Owen tenía ganas de reír con ironía, ante semejante contradicción. Después de todo, la gran mayoría la aborrecerían; si tan solo supieran quién era ella realmente. Sin embargo, la jovencita era quien se veía más pura e inocente en todo este lugar.

Por último; estaba su objetivo, su misión y, quizás, su destino. Tendría que pasar mucho tiempo junto a esta hermosa joven de nombre Alanna. Y aunque no sabía cómo resultaría esto, definitivamente sería algo nuevo para él.

El Mago y la Princesa Imperial ✔️ Libro 0 ✔️ Deidades Arcanas saga ✔️ PrecuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora