El archimago dejó de mostrarse tan confiado, al ver el actual rostro demencial de Owen Shan. Había visto esta mirada decidida y frenética en el pasado, eran los ojos de alguien a quien no le importaba morir o vivir en total de lograr su cometido.
Owen sacó de su anillo interdimensional una botella de vidrio con un líquido violeta en su interior, y se lo bebió de un único trago.
El anciano tuvo un mal presentimiento sobre esto.
Las venas del Gran Mago comenzaron a hincharse, sus brazos y piernas también se engrosaron todavía más de lo normal y su maná ahora revoloteaba con locura a su alrededor de forma visible y demencial.
Finalmente, el archimago descubrió de que se trataba aquel líquido, de color tan particular, que su contrincante bebió de un sorbo.
"¿Extracto de cicuta morada? ¡Estás desquiciado muchacho!", gritó el archimago, mientras se ponía completamente serio ahora.
Owen quería insultando y decirle al viejo que era su culpa que se viera obligado a envenenarse de esta forma, licuando su propio maná en el proceso, para poder aumentar sus estadísticas físicas en varios niveles. Pero, estaba tan drogado que no podía hablar con normalidad en este momento.
Sus ojos enrojecidos lucían sin conciencia. Y su cuerpo hinchado, demostraba que difícilmente sentiría algo durante los próximos minutos.
El archimago comenzó a lanzar hechizos rápidos de hielo con violencia asesina. Se trataban de puntiagudas estalactitas, que podrían desgarrar la carne con facilidad.
Pero el Gran Mago simplemente se cubrió con sus manos; mientras avanzaba locamente, en un estado berserker, directo hacia el archimago.
Además, su invocación de magma también había crecido en tamaño y poder; pero ahora el control de Owen sobre la misma era prácticamente nulo. De hecho, apenas tenía algún control sobre su propio cuerpo como para preocuparse por su invocación.
La cicuta morada provocaba varios efectos positivos a corto plazo, en el físico de uno, pero luego daría efectos secundarios adversos y devastadores en quien la consumiera.
No obstante, la principal razón por la cual era usada como un arma de último recurso por algunos magos con cuerpos fuertes, era porque permitía licuar el maná de uno; provocando un aumento inmediato de este. En otras palabras, era ideal para usarse cuando el ejecutante todavía tenía una pequeña cantidad de reserva de maná, que pronto se terminaría. Y el Gran Mago se encontraba en esta precisa situación ahora.
Owen tenía más de diez estalactitas de hielo clavadas en su cuerpo, piernas y brazos, pero no parecía importarle en lo más mínimo mientras brincaba sobre el archimago de la familia Mistan, con furia demencial.
El Gran Mago bateó con su pesado báculo al archimago, como si quisiera enviarlo a volar a la distancia.
¡El golpe destruyó en mil pedazos la cabeza del anciano!
Pero, a pesar de estar muy drogado y duro, Owen no tardó en notar de que se trataba de una estatua de hielo macizo. El verdadero archimago ya había escapado de alguna forma.
Juntando todo el razonamiento básico que le quedaba, pensó:
« ¡Alanna! »
No obstante, la cabeza de la familia Mistan jamás dejó de tenerlo como objetivo y reapareció en la distancia; mientras le arrojaba una helada y poderosa ventisca encima.
Este era un devastador ataque de área, que comenzó a congelar el enorme cuerpo de Owen. Pero, el ataque también gastaba una enorme cantidad de maná para ser mantenido activo y el anciano ya estaba haciendo un gran gasto de maná previo al mantener al coloso de hielo gigante.
Se podría decir que el archimago estaba jugándose sus mejores fichas en poder paralizar al Gran Mago con esta poderosa ventisca.
El archimago no era un alquimista, pero sabía que solo debía inmovilizar a Owen por algún tiempo, hasta que los efectos adversos de la cicuta morada comenzaran a hacer estragos en su cuerpo y perdiera la posibilidad de moverse por completo. Cualquier mago medianamente poderoso conocía lo básico sobre esta potente droga que era usada como carta de último recurso por muchos.
Además, la cantidad que había consumido Owen era simplemente inmensa. Probablemente, no tardaría demasiado en atrofiar totalmente su mente y su cuerpo.
A pesar de todos sus cálculos, y superando todas sus expectativas, el Gran Mago avanzó con locura atroz a través de la poderosa ventisca. Su sangre caliente y su voluntad de acero no le permitían detenerse, ni siquiera en contra de esta helada tormenta de nieve que lo azotaba.
~ ¡PaF! ~
Un brutal cachetazo instintivo, envió a volar al archimago.
El viejo había logrado crear una armadura de hielo sobre si mismo, justo antes de ser impactado por el golpe bestial de Owen. De lo contrario, su cabeza ya no estaría en su lugar ahora. Pero, igualmente, había sido dañado de verdad por este ataque.
¡Un poderoso archimago había sido dañado por un Gran Mago!
El orgulloso archimago sintió furia por primera vez en este combate y exprimió todo lo que le quedaba de maná de forma demencial; aumentando el poder de su ventisca en varios niveles. Y también, de la enorme invocación de hielo.
La conciencia de Owen Shan ya se había perdido casi por completo, cuando sintió que el frio a su alrededor se volvía insoportable y casi no podía moverse con libertad.
« Voy a morir... » Este fue su último pensamiento, antes de desmayarse.
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El Mago y la Princesa Imperial ✔️ Libro 0 ✔️ Deidades Arcanas saga ✔️ Precuela
FantasyEl gran mago Owen Shan, se ve envuelto en una serie de intrigas políticas, por parte de los distintos poderes del continente; debido a la búsqueda de una misteriosa joven desaparecida. Atrapado entre los intereses del Reino de Arcia y el Imperio And...